Por José J. Záiter
Para finales de los años setenta, estaba yo trabajando en una compañía que fabricaba paneles de transistores para sistemas telefónicos. Durante un día laboral normal, me citaron en la oficina de Recursos Humanos. Allí me recibió el señor Carlos Ruíz, Subdirector y amigo de muchos años; me dijo lo siguiente: “José, entiendo que fui yo que te puse a trabajar aquí, pero también sé que esto no es lo tuyo. Dan Warner, Editor Ejecutivo del periódico Lawrence Eagle Tribune me acaba de llamar y me dijo que la Comunidad Hispana del área de Lawrence (Massachusetts) está creciendo, él desea emplear a un hispano que sea bilingüe (Español/Inglés) y que conozca bien la comunidad para trabajar como periodista.
La persona no tiene que ser graduado en esa rama porque ellos lo van a entrenar. Yo de una vez pensé en ti”. El Lawrence Eagle Tribune fundado en 1868 por una afluente familia del área, es considerado uno de los periódicos más prestigioso del Estado de Massachusetts. El mismo ha sido galardonado varias veces a través de su historia, incluyendo el famoso premio Pulitzer. Mi respuesta a Carlos fue que lo pensaría y le dejaría saber luego debido a que nunca me había pasado por la mente ser periodista, menos de la noche a la mañana. Estuve reflexionando que por no ser decisivo, anteriormente ya había perdido una oportunidad en otra área de avance profesional y que en esta ocasión, si debía tomarme el riesgo y por lo menos asistir a la entrevista. Así lo hice- Cuando terminó el diálogo, el Señor Warner me ofreció el empleo al instante y me dijo, “toma este libro y léelo” (Lead to “30” por William Metz) un libro para periodistas principiantes. El Señor Warner también añadió, “Y no te preocupes que ya me di cuenta que tienes el instinto para saber qué es una noticia y te vamos a entrenar”. Después de esa entrevista, me convertí en el primer periodista Hispano en la historia del afamado periódico regional.
Por los próximos dos años, un grupo de periodistas jóvenes y talentosos, considerados de los mejores del Estado de Massachusetts, me entrenaron, guiaron, supervisaron y me apoyaron en mi evolución. Algunos terminaron siendo amigos de por vida.
Estos jóvenes eran de tal potencial, que con el tiempo, pasaron a laborar para periódicos famosos como el New York Times, Boston Globe, Boston Herald, Providence Journal, NBC News, Atlanta Constitution, entre otros.
En el proceso, desempeñé varios géneros incluyendo el de investigación criminal, reportajes y el “beat” de la policía y las cortes. También, me brindó la oportunidad de hacer investigaciones políticas y corrupción.
Traigo todo esto a colación, porque a través del Covid-19 hemos visto cómo regularmente se alaba el trabajo de los primeros respondedores (First Responders) como los doctores, enfermeras, la policía, los bomberos, entre otros. Pero nunca he oído sobre esos periodistas que también se arriesgan para cubrir la pandemia, los huracanes, guerras, entre otros. Periodistas y camarógrafos que exponen sus vidas a diario para traer la información a sus lectores, televidentes o radio escuchas. Tanto así, que recientemente viendo un documental sobre la guerra de Vietnam, se hizo hincapié sobre el hecho de que durante esa guerra, más de 200 periodistas perdieron sus vidas.
Yo también fui víctima de amenazas y del peligro que conlleva en muchas circunstancias este oficio. Se ha dado el caso que periodistas han salvado vidas por la información que difunden. Así que cuando vean miembros de la prensa en momentos de adversidades y tengan la oportunidad de darle las gracias, háganlo.
Esos dos años como periodista me ayudo grandemente a formarme como profesional y me brindo oportunidades inolvidables como viajar a Washington, DC y entrevistar a senadores, diputados federales, líderes sindicales y funcionarios del Gobierno Federal.
Se preguntarán ustedes por qué no continúe con el periodismo de manera formal. Porque al cabo de esos dos años, el entonces Secretario de Turismo de la República Dominicana, Ellis Pérez, me hizo una oferta que no pude reusar y fue nombrarme Director Ejecutivo del Centro Dominicano de Información Turística en la ciudad de Nueva York, que en ese entonces tenía una oficina de dos pisos en la Avenida Madison y 52 calle.