15 de mayo del año 2016

En apenas dos semanas aproximadamente el pueblo dominicano con derecho a sufragar concurrirá a las mesas electorales a depositar sus votos en las tres urnas, A, B y C, establecidas para elegir a los candidatos a los cargos de presidente, vicepresidente de la República, legisladores, alcaldes y regidores para el cuatrienio 2016-2020.

Cuatro mil ciento seis candidatos, número significativo de aspirantes a cargos electivos a ser elegidos en un solo día y, una tarea sumamente laboriosa para el pueblo dominicano, los partidos políticos que terciarán en la contienda electoral y la  Junta Central Electoral (JCE), institución organizadora de dicho escrutinio.

Actividad que absorberá la friolera suma de RD$3,500 millones de pesos sin contabilizar los gastos incidentales directos e indirectos de cada uno de los partidos políticos que concurrirán a dicha cita.

La organización de estas elecciones nacionales como cada cuatro años recae en la Junta Central Electoral de la Republica Dominicana que no solo debe ser responsable, proactiva, seria, transparente, diligente, imparcial, efectiva, equitativa, justa, sino que también debe demostrarlo de forma imparcial ante el país y el mundo.

Esto así para que no haya el menor dejo de suspicacia o duda sobre los resultados finales de la elección de los candidatos y partidos que participarán en dicha justa.

El solo hecho de que la Junta Central Electoral (JCE) muestre una pizca de parcialidad hacia alguno de los participantes en las elecciones de uno o más candidatos y partidos sería el caldo de cultivo para que pierda toda credibilidad ante el país y el mundo de todo el proceso organizativo y sobre los esperados resultados de tan importantes elecciones.

La responsabilidad que tiene dicho organismo electoral es sumamente delicada ya que una simple inclinación a favor de uno u otro antes durante y después de los escrutinios, daría lugar a un detonante social de impredecibles consecuencias.

Son muchos los sectores de la vida nacional que solicitan de la Junta Central Electoral la mayor transparencia, equidad y justicia. Son también muchos los ojos que están puestos en ese organismo para que sea el árbitro más imparcial e inmaculado del momento.

Se supone que dicha institución se ha ido modernizando, tecnificando y capacitándose pero, son más los artistas, malabaristas, prestidigitadores de las bellaquerías, de las distorsiones, las trampas, las simulaciones, la doble poses, la falta de moral y ética en el ejercicio mismo de una actividad revestida de gran importancia por los distintos cargos que ese día tendrá que arbitrar en su escogencia.

Es muy tentador ser miembro de un organismo electoral que tiene el poder de hacer las cosas bien pero también el poder de hacerla mal a favor de unos u otros candidatos a cambio de canonjías, prebendas u ofrecimientos futuros.

Se debe evitar caer en las debilidades que siempre exhibe el ser humano ante el oro corruptor y los bienes materiales de este mundo para así evitarle a toda una nación los traumas que siempre brillaron en el pasado y que aún asoman sus tentáculos diabólicos con las peores  secuelas o consecuencias negativas para la salud de una nación que lucha denodadamente por institucionalizarse pero que muchos se oponen porque se benefician al pescar en ríos turbulentos.

En la actualidad este organismo electoral se encuentra en una situación difícil debido a que los partidos políticos de la oposición hacen resistencia a la resolución que dispone la automatización del escrutinio de los votos, bajo el entendido de que el conteo debe también realizarse de manera manual.

Las organizaciones políticas demandan que a la realización del escrutinio electrónico se le dé fiel cumplimiento consagrado en el artículo No. 127 de la Ley Orgánica Electoral No. 275-97, sobre el procedimiento de escrutinio.

Además que se apliquen los artículos Nos. 133 y 135, referentes al derecho a la verificación y a la consignación en el acta de escrutinio.

Expertos en tema electoral e informática expresan que si solo se realiza el conteo electrónicamente afectaría negativamente las elecciones y proponen como medida salomónica que se haga un escrutinio simultáneo, es decir, tanto electrónico como manual en un 100%.

Por lo visto sigue tomando fuerza que el escrutinio de los votos sea manual sin dejar de utilizar el avance tecnológico, si se observa que las instituciones bancarias en el momento de recibir o desembolsar dinero de las cuentas de un clientes lo hacen tanto electrónicamente como manual y para estar más seguros solicitan al cliente que también cuenten su dinero a los fines de cruzar informaciones del importe envuelto en la transacción.

La tecnología es buena pero no es perfecta además esta depende de la capacidad humana. No es el output sino el input, es decir, no es el resultado sino lo que se le introduce al computador como insumo.

En materia de contabilidad se acostumbra establecer el triángulo de seguridad, que consiste en que el que vende no factura y estos a su vez  no deben cobrar, de manera que para que haya mayor claridad se deben confirmar y separar las operaciones.

De manera que si no hay malas intenciones y no hay fraude oculto u orquestado la Junta Central Electoral dominicana debe permitir el conteo manual y luego electrónico a sabiendas de que ninguna acción humana es perfecta. A mayor claridad mayor y mejor amistad.

Así que rumbo al 15 de mayo próximo sin traumas, artimañas, con manos limpias y conteo manual y electrónico y que viva la democracia.

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