Por: Lic. Tabare Ramos Concepcion <[email protected]> Magister en Derecho de las Finanzas Corporativas, egresado de la Pontificia Universidad Catolica Madre & Maestra (PUCMM),Para «El Mundo de la Politica», «Dominicana Exterior», y demas Multimedios de The Ballester Media Group, Inc.
La vida individual de cada uno es una secuencia de ciclos que inician y culminan etapas en el camino, asimismo ocurre con la vida económica, social y política de los pueblos y específicamente de la Republica Dominicana, en el siglo pasado los ciclos políticos más importantes que podemos mencionar; La Era de Trujillo de 1930-1961, Balaguer 12 años del 1966-1978, posteriormente el decimato 1986-1996 y el PRD de 1978 al 1986, de ahí podemos inferir como dice la popular salsa que es cierto que: “todo tiene su final, Nada dura para siempre”.
En el nuevo siglo XXI el ciclo político de 16 años (2004-2020) que hoy está a punto cerrarse lo encabeza el Danilismo una facción del Partido Oficialista, aunque algunos encumbrados dirigentes de esa corriente en un momento pensaban que podían reproducir la versión dominicana de lo que Vargas Llosa denomino para México “La Dictadura Perfecta” (consumada por el PRI por 70 años) la realidad política nos muestra de forma clara que se alejan cada vez mas de ese sueño y las razones que provocan que este derrumbe electoral radican precisamente en la ambición y voracidad desmedida que caracteriza este grupo político que tenía la intención concreta de perpetuarse en el poder (como lo dijo la hermana del Presidente) reformando nuevamente la Constitución y que solo la oposición firme y constante demostrada en las calles por el pueblo dominicano se lo impidió.
A la más vieja usanza Trujillista se trata de imponer un candidato anodino e improvisado que ellos mismos bautizaron “El Penco” que su mérito principal ha consistido en ser el más incondicional y manejable del corral y que no obstante la bestial y avasallante campaña en el mejor de los casos llega apenas al 35% según las encuestas de mayor credibilidad Gallup 35% y Greenberg 29%.
El desmoronamiento del proyecto político se apuntaló con la salida del expresidente Fernández de esa organización política, unida al hartazgo de la población que mira con estupor como la corrupción y la impunidad han alcanzado límites insospechados, situación corroborada por el informe de Transparencia Internacional publicado en enero del 2019 que indica que aunque el promedio de la región es 44 puntos en RD tuvimos 30 (en una escala de 0 pésimo a 100 excelente), todo lo anterior a pesar de que la Estrategia Nacional de Desarrollo establece como objetivo 1.11 alcanzar 51 puntos para el 2020, en la misma tesitura Oxfam cifro la corrupción en su último informe en 41 Mil Millones de Pesos anuales, asimismo como el Índice de Competitividad Global nos da el lugar 136 de 137 en confianza en políticos, el 135 en favoritismo de funcionarios y 136 de 137 en desvío de fondos públicos; pero más que estadísticas solo hay que hacer una simple auditoria visual comparando donde vivían, que vehículo usaban, que gustos tenían, incluso algunos que familia tenían antes y ahora la mayoría de funcionarios, con la agravante al decir del propio Felucho Jiménez que ahora no se contentan con cometer sus actos impúdicos sino que de algún modo quieren estregarnos en la cara y exhibir con soberbia los bienes fruto de sus inconductas.
La realidad que describimos no se puede borrar con el abuso de los recursos del estado ni con el interminable bombardeo mediático a que nos someten, pues aunque los coletazos agónicos de la bestia sin duda serán brutales, no hay una fuerza más poderosa que una idea que le llega su tiempo; esas maniobras no podrán impedir el cierre de un ciclo político y el advenimiento inevitable y dialectico del Cambio en el 2020.