Por Félix Santana García
El jueves 26 de octubre recién transcurrido la Junta Monetaria comunicó al país que en interés de potencializar los efectos positivos en la dinamización del crédito al sector privado, aprobó de los RD$23,536.9 millones liberados del encaje legal para ser colocados a los sectores productivos, el monto de RD$11,514.9 millones que aún se encuentran disponible.
Esto así, para que dicho importe pueda ser destinado a los sectores productivos en general, consumo y personales a una tasa de interés de un 8% y hasta un 9% para préstamos hipotecarios a un plazo mínimo de 5 años.
Asimismo la Junta Monetaria, máxima autoridad monetaria y financiera del todo el sistema monetario y financiero del país también aprobó poner en práctica de forma anticipada la nueva versión del Reglamento de Evaluación de Activos (REA) en lo relativo a los Medianos Deudores Comerciales, los financiamientos y los aspectos relacionados con la tasación y las garantías.
Esta última medida favorece positivamente a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) ya que tendrán acceso a un monto de hasta RD$40.0 millones lo que representa una mayor oportunidad de financiamiento debido a que esta será evaluada de forma simplificada.
Otra importante medida es la extensión del plazo hasta el 31 de diciembre del 2018, del tratamiento autorizado por la Junta Monetaria a los bancos múltiples que les permitió congelar al corte del 30 de septiembre del 2016, las calificaciones y las provisiones de los productores agropecuarios en las zonas afectadas por las lluvias ocurridas a finales de 2016.
Así también debido a los daños causados por los huracanes Irma y María, que afectaron vastas zonas productivas del país, incluyendo la aplicación de esta medida a las Mipymes y a todas las entidades del sistema financiero.
Conforme con estas medidas la Junta Monetaria persigue contribuir con la recuperación y sostenimiento de la oferta y demanda del crédito de los sectores afectados y empresariales en general, para el incremento de la producción y el estímulo a la generación de empleos productivos y por ende, el aumento de la inversión y el consumo.
A raíz de la ralentización de la economia experimentada con mayor acentuación en el segundo trimestre del presente año las autoridades monetarias y financieras atinaron a estimular la economía mediante uno de los instrumentos de su política monetaria o política de mercado abierto como es la liberación de fondos del encaje legal, pues como se sabe la banca central además de esa medida puede invocar la emisión de certificados financieros, la venta y compra de divisas en el mercado local, el aumento o disminución de las tasas de política monetaria u Overnight, interbancaria y Lombarda a los fines de que haya mayor o menor cantidad de liquidez en mano del público.
No es un secreto que el hacer política monetaria no es tarea fácil ya que deben ponerse en práctica medidas que coadyuven con la dinamización de la economía a través del dinero que no deben ser políticas monetaria que no sean, ni muy restrictiva ni muy expansiva, pues todos los extremos son malos al final, pues muy expansiva produce una demanda agregada que presionaría los precios y muy restrictiva provocaría hasta una recesión económica.
Por el lado de la política fiscal se da que el gasto devengado supera los ingresos percibidos por el Gobierno Central ya que por más de nueve años el Presupuesto General del Estado ha presentado déficit o faltante de fondos fiscales lo que induce a financiar el mismo mediante más deuda, la que conlleva a cobrar mayores impuestos que han de pagar los más responsables y serios.
No es ni una ni dos las voces que a diario se suman para llamar la atención al Gobierno Dominicano para que fije un tope al endeudamiento para fines de financiar el Presupuesto General del Estado y para otras índoles, debido no por extensión o expansión de la economía dominicana, sino por el despilfarro de los recursos impositivos, donaciones y transferencias, que año tras año reciben las autoridades gubernamentales dominicanas y debido a la corrupción administrativa imperante en los distintos estamentos del Estado Dominicano.
Si se hiciera el mismo esfuerzo en el aspecto fiscal como actualmente se hace en lo monetario para enrumbar al país a alcanzar las metas de pleno empleo, mayor productividad, consumo, inclusión, movilidad social y competitividad, la cosa fuera otra en son de beneficiar íntegramente a los sectores más vulnerables.
Pero en lo fiscal se observa que se tiene un gasto público sin calidad y carente de toda lógica para alcanzar un mayor nivel de desarrollo económico y social.
No se espere un resultado económico y financiero mágico, promisorio o preñado de bonazas en lo inmediato, por el hecho de que se esté liberando dinero más dinero para estimular la economía si no se cuenta con confianza, credibilidad y expectativas halagüeñas sobre las medidas que hoy se toman ya que la desconfianza es la madre del fracaso.
Además si no se ponen en práctica de manera seria y proactiva la planificación y el control como parte de las funciones fundamentales de una buena gestión administrativa lo formulado quedaría en simple enunciado, ya que del dicho al hecho hay tremendo trecho.
Hay que esperar que haya mayor armonía entre la política monetaria y la política fiscal a los fines de que las expectativas económicas y financieras sean más esperanzadoras pues de lo contrario la población más pobre seguirá arando en el mar y trabajando para estar cansado o simplemente por amor al arte.