Por: Lic. Félix Santana García
Desde que la humanidad comenzó hacer uso de la banca, primero como institución rudimentaria y artesanal la cual estaba desprovista del menor dejo de seguridad lo que la hacía muy vulnerable a los continuos asaltos los cuales eran llevados a la pantalla chica blanco y negro en serie de películas del oeste norteamericano donde se veían las famosas diligencias en coches tirados por caballos mediante los cuales se transportaban sumas cuantiosas en oro y papel moneda, las instituciones financieras se vieron obligadas a fortalecer su seguridad.
En ese sentido, una vez transcurrida la segunda guerra mundial entre 1944 y 1945 se celebró una gran reunión de países avanzados económicamente, en la comunidad de Bretton Woods en New Hampshire, Estados Unidos de América, donde se tomó la decisión de crear el sistema financiero internacional, integrado por el Banco Mundial (BIRF) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad de crear bancos centrales en todos los países del mundo a los fines de que estos rigieran la política monetaria de los mismos y a través de ella estabilizar los precios, se impulso la necesidad de regular y supervisar la banca comercial hoy múltiple para hacerla más segura y de mayor confianza para sus usuarios.
Mas luego surgió el Banco de Pagos Internacional (BIS) el cual desempeña la labor de supervisar y regular la banca central en todo el mundo y con este la celebración cada cuatro años de los acuerdos de Basilea de los cuales se han desarrollado tres reuniones o acuerdos hasta la fecha (Basilea I, Basilea II y Basilea III) foros en los cuales se decide fortalecer la banca comercial mediante la supervisión y regulación basada en riesgo, fortaleciendo su capital y solvencia a los fines de que esta no sea blanco de crisis financiera sistémica y se piedad la confianza en ella.
A medida que transcurre el tiempo surgen nuevas normas precautorias, leyes y reglamentos para fortalecer las actividades de la banca y así medir y controlar el riesgo financiero.
Cónsono a lo anterior se aprobó en la nación dominicana la Ley No. 155-17, la cual tiende a evitar el lavado de activos y el financiamiento de actos terroristas exponiendo a la banca al riesgo del lavado de recursos de orígenes cuestionables.
A los fines de continuar con el fortalecimiento de la banca y así evitar los riesgos financieros que se originan entre bancos y ahora entre la banca y las instituciones corresponsales o instituciones que le sirven a la banca comercial de intermediario en sus operaciones a nivel internacional se llevó a cabo recientemente en Miami, Florida, EE.UU la celebración del Dialogo Sector Público Privado-LA (PSD) acerca del concepto De-risking que consiste en controlar la incertidumbre y los riesgos, llegando incluso a eliminarlos en muchos casos.
A pesar de que la banca solicita más flexibilidad en la carga regulatoria no deja de actuar para que esta se lleve a cabo conjuntamente con un buen sistema de gestión de riesgo.
En dicho Dialogo el presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), José Manuel López Valdez, y de la Asociación de Bancos de República Dominicana (ABA) alertó sobre los crecientes costos de la banca regional asociados al cumplimiento de rígidas normas antilavado y contra el financiamiento al terrorismo.
López Valdés consideró que, en consecuencia, se impone la necesidad de flexibilizar la carga regulatoria, aunque sin perder los parámetros de una adecuada administración de riesgo, pues los “altos costos de cumplimiento son difíciles de asumir para los bancos medianos y pequeños.”
López Valdés también llamó la atención sobre la continuidad del fenómeno De-risking, que afecta sensiblemente las relaciones de corresponsalía de la banca latinoamericana y ese sentido pidió crear espacios permanentes de concertación con participación de la banca y las autoridades norteamericanas y latinoamericanas, los gremios y los organismos internacionales.
Por su lado, el secretario general de Felaban, Giorgio Trettenero Castro, reforzó la idea del diálogo permanente para encarar el fenómeno basado en “la apertura de Estados Unidos con América Latina y de Latinoamérica con los Estados Unidos.”
Trettenero propuso una estandarización de los parámetros de aplicación de las reglas y regulaciones antilavado, aceptables tanto para las autoridades de los países latinoamericanos como para las de Norteamérica.
Dijo que de esa forma se lograría eficiencia, reducción de costos e incorporación efectiva de nuevas tecnologías, mitigan el De-risking al generar la confianza que necesitan los bancos de Estados Unidos para operar las relaciones de corresponsalía.
En otras entregas flexivas a través de este mismo medio de prensa virtual hemos expuesto la necesidad de que haya flexibilidad en la aplicación de las normas, reglamentos y leyes de la banca pues estas al resultar muy estrictas o rígidas dan lugar a desestimular el ahorro y de paso la inversión, pues los inversores o inversionistas probados se les está exigiendo requisitos extremos que provocan que estos se ahuyenten, afectando por ende el desarrollo de la banca y desde luego el país.
Nunca los extremos son buenos pues si suben los cargos bancarios y la regulación se hace extrema entonces ni depositantes, inversionistas, banca y el país se beneficiarían.
Que el riesgo o De-risking se controle pero que haya flexibilización en la regularización bancaria tal como expresa el señor López Valdez y de paso que haya control en el cobro de los cargos bancarios a los clientes de la banca.
Muchas veces sin autorización de la Junta Monetaria y la Superintendencia de Bancos se aplican estas de manera indiscriminada y así evitar que la banca y las autoridades monetarias y financieras maten la gallina de los huevos de oro o negocio bancario, con tanta regulación y costos en contra de los usuarios de los servicios bancarios.