Chris Lane y Elliott Harris, economistas del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de las Naciones Unidas y del Fondo Monetario Internacional (FMI), detallaron una serie de medidas que, a su juicio, permitirían a los países alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas.
En un artículo publicado en la web del FMI, Lane y Harris sostienen que la adopción de los ODS está tropezando con un fuerte obstáculo: el aumento de la deuda pública en algunos países en desarrollo.
A continuación, el artículo:
La deuda como obstáculo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Por Chris Lane y Elliott Harris
En 2015, 193 países adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como hoja de ruta global hasta 2030. Estos objetivos se basan en la idea de que, para lograr un futuro sostenible, el crecimiento económico debe ir de la mano con la inclusión social y la protección del medio ambiente.
Nuestras respectivas instituciones, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), apoyan plenamente estos objetivos. Desde la perspectiva de las Naciones Unidas, estos objetivos representan una inversión para lograr un mundo más pacífico, próspero y cooperativo, especialmente en la época actual, cada vez más peligrosa. Para el FMI, contribuyen a respaldar la estabilidad económica y el crecimiento sostenible e inclusivo.
En 2017, la mayoría de los flujos de financiamiento del desarrollo aumentaron, ayudados por la recuperación de la economía mundial, una mayor inversión y unas condiciones favorables de los mercados financieros. Sin embargo, menos de tres años después de la adopción de los ODS, su ejecución está tropezando con un fuerte obstáculo: el aumento de la deuda pública en algunos países en desarrollo. Este es el sobrio mensaje que transmite un nuevo informe sobre el financiamiento para el desarrollo elaborado por las Naciones Unidas en colaboración con el FMI y casi 60 agencias.
El problema es el siguiente: como apuntó recientemente el Subdirector Gerente del FMI, Tao Zhang, el 40% de los países de bajo ingreso enfrenta un alto riesgo de sobreendeudamiento o no es capaz de cumplir plenamente con el servicio de su deuda, en comparación con el 21% de hace solo cinco años. Además, varios países en desarrollo se están quedando atrás en términos de ingreso per cápita, por efecto de factores como la fragilidad y los conflictos, incluidos los países vulnerables como Haití, la República Democrática del Congo y Chad.
Ante una baja recaudación tributaria, un apoyo internacional débil
Una dificultad clave es que muchos de estos países no pueden recaudar suficientes ingresos fiscales. Existen muchos motivos para ello: bases impositivas reducidas, la excesiva y prolongada dependencia de las industrias extractivas y una administración tributaria débil. Pero la evasión fiscal también contribuye al problema. La escasa recaudación fiscal en países en desarrollo y de bajo ingreso —en los que el ingreso fiscal mediano representa solo el 13,3% del PIB— se debe, en parte, a la informalidad y a la evasión fiscal.
En vista de lo anterior, la primera medida de cualquier estrategia de reforma debe ser, sin duda, incrementar la recaudación interna. Pero en un mundo en el que la actividad empresarial tiende cada vez más a la globalización, los esfuerzos internos por sí solos no serán suficientes. Necesitaremos, además, fortalecer la colaboración internacional en materia fiscal. Es alentador que los gobiernos estén elaborando nuevas normas internacionales de intercambio de información fiscal: tenemos que asegurarnos de que los países en desarrollo también se beneficien de ellas.
Asimismo, la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) tiene un papel fundamental. Según datos recientes, la AOD se elevó a USD146,600 millones en 2017, pero esto supone menos de la mitad del objetivo del 0.7% del ingreso nacional bruto acordado a nivel internacional. Además, gran parte de esa AOD se está empleando en emergencias, como costos internos en ayuda para refugiados y ayuda humanitaria. Si bien dicha asistencia es esencial, deja menos recursos disponibles para inversiones públicas a largo plazo en desarrollo sostenible. Las entradas de AOD a los países más pobres y vulnerables se han estancado y permanecen concentradas en algunos de ellos. Los países donantes deben intensificar su asistencia en esta área.
Inversión privada para apoyar los ODS
En vista de las grandes necesidades de inversión, será crucial atraer más inversión privada. Sin embargo, los países menos desarrollados siguen teniendo dificultades para hacerlo a la escala requerida, en particular en sectores que están fuera de las industrias extractivas. El informe insta a los países en desarrollo a continuar creando condiciones empresariales competitivas, entre otras formas, mejorando los marcos institucionales y regulatorios y preparando reservas de proyectos y proyectos en los que se pueda invertir, sobre todo en infraestructura.