El Presupuesto General del Estado

Por Félix Santana García

El pasado viernes 16 de noviembre del año que discurre la Comisión Bicameral del Congreso de la República Dominicana finalizó el estudio del Presupuesto General del Estado correspondiente al año 2019 ascendente a RD$921,810.55 millones, y ahora se dispone emitir su informe relativo al mismo, a los fines de presentarlo ante los congresistas para su aprobación, modificación o rechazo.

Durante el estudio dicha Comisión realizó consultas con algunas de las instituciones que conforman el Gobierno Central con el propósito de conocer la justificación de los montos solicitados por cada una de ellas, a los fines de financiar sus correspondientes proyectos a ejecutar el próximo año.

Entre las instituciones que desfilaron ante la referida Comisión Bicameral se encuentran el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) la cual justificó en su presupuesto el aumento de unos RD$7,000 millones, en tanto la Universidad Autónoma de Santo Domingo, expuso la necesidad de aumentar su presupuesto para  hacer frente a su déficit de recursos anual por más de RD$1,000 millones al tratarse del centro de estudios que más estudiantes acoge en sus aulas en el país y los proyectos inconclusos que mantiene en cartera.

La referida Comisión Bicameral escuchó y discutió con éstas y otras  instituciones del Estado, la necesidad o justificación de los montos presupuestados pero en ninguno de dichos encuentros se trató el tema de hacer más efectivo el gasto a ejecutar durante el venidero año.

En la medida que se mejora cada año la formulación de los presupuestos del Gobierno Central de la República Dominicana se habla de adoptar un presupuesto por resultados pero pasan los años y nunca se logra que se implemente dicha modalidad presupuestal, pues al final de su ejecución no se conoce en detalles cuales metas y objetivos se lograron y cuales no se llegaron a alcanzar y mucho menos conocer la causa del porqué no se concretizaron tales propósitos previamente planificados.

Técnicos en materia presupuestal abogan por que se formulen presupuestos por resultados, los cuales justificarían la erogación de los fondos que se consignan en cada uno de ellos y así conocer la efectividad de éstos a favor de las diferentes comunidades hacia las cuales deben de ir dirigidos tales recursos a los fines de satisfacer las tantas necesidades insatisfechas de las que actualmente adolecen de las mismas.

Pero nada, pasa el tiempo y el deseo de implementar un presupuesto por resultados solo queda en poesías, en  teorías baratas pero nunca se llega a concretizar.

Se sabe que para alcanzar tales propósitos se necesitaría voluntad política y formación técnica de los empleados de cada dependencia que han de trabajar o trabajan en la formulación y ejecución de dicho presupuesto por resultados.

Pero nada de eso se hace, quedando solo en aspiraciones y en un simple decir. Es menester reconocer que la Dirección General de Presupuestos, dependencia del Ministerio de Hacienda de la República Dominicana, ha alcanzado avances significativos desde el punto de vista institucional, trasparencia y comunicación de las informaciones presupuestales y actividades institucionales y de sus mejores prácticas profesionales pero aún falta mucho por hacer.

Son muchos los incumbentes que requieren de altos fondos financieros para las instituciones que gestionan, para supuestamente llevar a cabo sus proyectos institucionales, pero muchos de estos recursos no se justifican  y si se justificaran dichas instituciones no disponen de la capacidad administrativa e infraestructuras necesarias para ejecutar los proyectos contentivos en su plan estratégico si es que se han dotado del mismo para el corto y mediano plazos.

Respecto a las técnicas, principios y herramientas para el logro de una mejor formulación presupuestal que hoy se trata aplicar desde la Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES), no solo bastaría para que el presupuesto rinda sus mejores resultados sino se dispone de lineamientos y políticas que emanen del Poder Ejecutivo como ejemplo a seguir por las demás instancias del Estado para mejorar la calidad del gasto público.

Y no solo ello, si no se tiene una administración tributaria efectiva y un sistema tributario simple para que los contribuyentes se sientan motivados a pagar sus impuestos, de nada serviría mejorar el tecnicismo en la formulación y en el ofrecimiento de informaciones presupuestales.

Cabe aquí destacar que debe haber disposición o voluntad política para la eliminación en el Presupuesto General del Estado de subsidios a favor de instituciones privadas que si bien deben ser ayudadas por el Gobierno no menos cierto que estas donaciones deben ser por tiempo limitado y no para toda la vida o hasta tanto las mismas sean autosuficientes.

Así también, las exoneraciones o exenciones deben ser limitadas por que no es posible que ciertos sectores vivan del Estado como rémoras o sanguijuelas, que pasándose como Organizaciones sin fines de lucro, cada año disfrutan de pingues beneficios a favor de sus dueños sin  ofrecer el servicio que están llamadas a dar a la población.

No es posible que un país de bajos ingresos tributarios o presión tributaria de apenas un 14% del Producto Bruto Interno (PBI) tenga que registrar en sus presupuestos gastos tributarios (incentivos y exenciones fiscales) que para el próximo año 2019  estos ascienden a unos RD$234,599.6 millones o el  equivalente al 6.1% del PIB, cuando esta suma debe ser de menos del 50% de dicho importe.

Solo en subsidios a favor del sector eléctrico se desembolsarán en  el año 2019 unos RD$28,700 millones (0.7% del PIB) y por concepto del servicio de la deuda del Sector Público No Financiero (SPNF) se pagarán unos US$3,535.1 millones.

Si no hay control en dichos gastos la nación dominicana continuará de deuda en deuda sin ningún rendimiento favorable y sin que sus ciudadanos puedan alcanzar el bienestar que tanto sueñan en materia de salud, vivienda, saneamiento de cañadas, caminos vecinales inconclusos, calles sin asfalto, educación, seguridad, entre otras necesidades insatisfechas.

Se supone que hay mucho espacio todavía para continuar mejorando y nunca es tarde cuando se quieren hacer bien las cosas. Recuérdese que no solo basta, en asuntos de Estado, con que se ponga empeño en mejorar las buenas prácticas técnicas, sino se cuenta con la disposición o voluntad política para que se pueda alcanzar lo que le conviene a la institucionalización y bienestar de los habitantes del país.

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