Por: Lic. Félix Santana García
A partir del 16 de agosto del año que discurre se inicia una nueva gestión de gobierno en República Dominicana a ser presidida por el ciudadano presidente electo Luis Abinader Corona. Administración que se inaugurará en medio de preocupantes problemas de salud, social y económico.
Lo anterior ha dado pie a que distintos sectores, economistas y financistas independientes, dada la gravedad de la situación, publiquen sus consideraciones al respecto incluyendo asesorías o consejos para hacer más llevadera la vida de los dominicanos y coadyuvar las ejecutorias del nuevo presidente.
Son válidas las recomendaciones que se han externado sobre cómo superar la situación de crisis que hoy se vive. Dice un refrán que ha problemas pequeños, soluciones pequeñas y ha problemas grandes, grandes soluciones.
Así las cosas, es el momento de encarar la situación con valentía y decisión sin que se escatime el menor esfuerzo. En virtud de lo grave del caso que hoy vive en el país y el resto del mundo se buscan las mejores fórmulas para darle una respuesta eficiente y efectiva que den al traste con mejorar por no decir solucionar los problemas citados.
Ante la amenazante situación sanitaria provocada por el Covid-19 se busca incansablemente un antídoto que dé con la cura de la enfermedad respiratoria causada por la pandemia que de agravarse conduce a la muerte al humano más saludable.
La situación es tan caótica que la economía se ha resentido significativamente al extremo que los ingresos financieros han mermado con poca posibilidad de una solución en el corto plazo.
Ahora más que nunca, se requiere de dinero fresco para hacer frente a tan delicada situación de crisis. Lo recomendable es poner los pies sobre la tierra y buscar la solución más práctica sin que se pierda el norte.
Se sabe que hay mucha incertidumbre y en un ambiente cargado de tantas turbulencias se hace difícil la planificación económica y financiera al extremo de que hoy se formula un presupuesto y mañana hay que reformularlo o ajustarlo dados los cambios rápidos que se operan en la economía.
Ante esa situación nadie tiene la verdad absoluta pues todo depende del momento que se vive en relación a la crisis de sanidad.
Como los ingresos se han desplomado hay que gestionarlos o captarlos de las fuentes disponibles o que estén al alcance del país. No hay que mirar para atrás sino que con determinación aguerrida ir captando los recursos que requiere Estado Dominicano.
Las necesidades insatisfechas son muchas y requieren de recursos rápidos los cuales son siempre escasos. Recomendaciones ortodoxas o convencionales hay que dejarlas a un lado en este momento.
El asunto ahora es mantener la producción, el empleo, la demanda y la oferta con tal de reactivar el aparato productivo y garantizar el dinero con el cual paliar la situación de sanidad que hoy se encara.
Se podrán presentar presupuestos complementarios cada tres, cuatro o cinco meses para no dejar las operaciones del gobierno sin planificación.
Es importante que para la formulación de los presupuestos se sigan los principios, técnicas y normas internacionales y todo lo que recomienda la literatura presupuestal pero es el momento de dejar algunas de esas recomendaciones o protocolo a un lado e ir a la realidad del momento.
Se recomienda que ahora se trabaje con un presupuesto de flujo de efectivo o contabilidad de caja donde impere la necesidad de registrar única y exclusivamente los ingresos que financiarán los gastos necesarios o imprescindibles, que ahora son mucho más altos por el incremento de la demanda del sector salud sin que se deje a un lado las demás necesidades que podrían ser postergadas para una situación de menos emergencia.
Hay que ir a lo primero, pues hay muchas cosas que son prioritarias pero lo primero es lo primero como es el tema de la salud, sin ella como se sabe, no es posible nada.
Se resalta que el déficit fiscal va en aumento pues ya se estima que de 2.2% del PIB que se había presupuestado cerrará a fin de año con un déficit fiscal de 5% o 6% del PIB, siendo conservador, que el déficit en cuenta corriente alcanzará un 3.8% del PIB, un crecimiento del PIB de -1% y una inflación estimada de 3.5% debido las condiciones internacionales, (FMI, 2020).
Que el cociente Deuda Pública/Producto Interno Bruto romperá la barrera del 55%, entre otras variables económicas que hoy se disparan. Todo lo anterior no tiene hoy gran connotación ante la grave crisis de salud que padece el país.
Ahora no es el momento de cumplir con principios y normas de frugalidad que enseñan la economía, las finanzas y la presupuestación.
El déficit fiscal del pasado mes de mayo ascendió a RD$29,576.29 millones, equivalente a un 0.6% del Producto Interno Bruto.
Ese balance fue producto de ingresos totales ascendentes a RD$34,801.1 millones y gastos por RD$64,377.3 millones, conforme la Dirección General de Presupuesto (DGII).
Para el quinto mes del año se produjo la mayor contracción experimentada en el gasto de capital o inversiones, con más de un 65.6 % frente a igual mes del 2019.
Los ingresos percibidos en mayo ascendieron a RD$33,976.1 millones por concepto de impuestos (RD$31,668.8 millones), en ventas de bienes y servicios (RD$543.1 millones), y los RD$825.0 millones restantes corresponden a ingresos de capital, provenientes de transferencias de capital recibidas de empresas públicas no financieras.
Se registró una disminución en las recaudaciones de ingresos de un -37.6% respecto al año 2019. Los gastos, del mes de mayo de 2020 correspondientes al Gobierno Central ascendieron a RD$64,377.3 millones, de los cuales RD$58,121.8 millones, equivalente al 90.3%, fueron por concepto de gastos corrientes y RD$6,255.5, igual a un 9.7%, por concepto de gastos de capital.
Los gastos de capital ascendieron a RD$1,108.3 millones por concepto de construcciones en proceso, RD$2,449.7 millones en formación bruta de capital fijo. En la distribución geográfica de los proyectos de inversión, en el mes de mayo pasado, el gobierno ejecutó RD$1,811.3 millones para una disminución de 65.6% en comparación con el mismo mes del 2019.
No es que no sean objeto de preocupación los déficits o faltantes pero lo primero es lo primero y el tema de la salud es urgente, luego los aspectos económicos y financieros o llevarlos de forma simultánea.
Internamente el país no vislumbra en el corto plazo mejorar las recaudaciones impositivas y arancelarias ya que muchas empresas están inactivas o casi inactivas debido a la pandemia lo que ha hecho que hayan mermado sus actividades económicas.
Ahora, ¿dónde buscar, dónde gestionar gran parte del dinero que se requiere? Se tendría que recurrir a los Organismos Internacionales de Financiamiento, en el Federal Reserve Bank of New York, en el Fondo Monetario Internacional.
Porque no, gravando las grandes fortunas, emitiendo nuevas deudas, reactivando la demanda interna ya que la externa se encuentra en el suelo, préstamos de la banca local y hasta en el Banco de Pagos Internacional (BIS) y cuando se normalice la situación económica entonces buscar la renegociación de los adeudos en plazos y costo de capital.
Eso fue lo que trajo el barco, no hay de otra, ese es el panorama actual. Si del cielo caen limones que se haga una limonada.
Cuán difícil es formular el nuevo presupuesto para el 2021 ya que los lineamientos económicos que han de utilizarse para la elaboración del Presupuesto General del Estado del próximo año aún están indefinidos por los cambios que día a día se registran.
La situación amerita que se revisen las metas, objetivos y estrategias las cuales deben ajustarse al momento que hoy se vive y cambiarlas cuantas veces sean necesarias.
No hay certidumbre para la planificación presupuestal pero hay que formularlo aunque mes a mes se tenga que ajustar y los agentes económicos se vean en la necesidad de recurrir a una planificación de en tiempo de turbulencia con grandes holguras para poder hacer frente a los vaivenes de la economía y así poder aplicar los costos de reposición de sus inventarios.
Definitivamente hay que dar el paso hacia adelante, sin temor, sin dobleces pues la vida continúa y que en situaciones parecidas o más graves por las que los dominicanos han pasado, estas han sido superadas.
Así que manos a la obra pues en tiempos de crisis históricamente, los países hacen inversiones para aumentar el gasto público en compañía de una política monetaria laxa y de alivio fiscal y así estabilizar la economía.