Por: Fabian Bornhorst y Ceyla Pazarbasioglu
El Fondo Monetario Internacional está respondiendo a los desafíos en materia de políticas que plantea una economía mundial en rápida evolución y que aún sufre las secuelas de la crisis de COVID-19: la institución está modernizando la forma en que asesora a sus países miembros en materia de política económica, un proceso conocido como supervisión.
El examen periódico de las economías de los países miembros, conocido como las consultas del Artículo IV, continuará abordando temas fiscales, monetarios, cambiarios y financieros, los cuales constituyen la esencia de la labor del FMI.
En el futuro, a fin de cumplir mejor nuestro mandato de supervisión integraremos de manera sistemática temas que tienen un importante impacto macroeconómico, como el cambio climático y la tecnología digital.
El asesoramiento específico y focalizado que brindamos a los países en materia de políticas también ayudará a las autoridades económicas a prepararse mejor para un panorama económico en proceso de transformación.
Un mundo en rápido cambio con desafíos … nuevos y viejos
La pandemia de COVID-19 constituye un punto de inflexión en el aún incipiente siglo XXI. A raíz de la pandemia surgieron nuevos riesgos y efectos de contagio, así como gran incertidumbre en cuanto a la recuperación.
Las perspectivas de un cambio transformador ya existían antes de la pandemia. El mundo está cada vez más interconectado, las tendencias en materia de digitalización y desigualdad se aceleran, y resolver la amenaza del cambio climático es hoy una máxima prioridad.
A esto se suma que ahora las autoridades políticas deben también manejar la crisis de COVID-19. Ante todo, deben salvar vidas y medios de vida, y luego asegurar una recuperación sostenible y evitar secuelas en la economía.
Para ello, deben hacer frente a preguntas para las que a menudo no hay respuestas fáciles; entre ellas, ¿cómo deben calibrarse las políticas para mantener un apoyo adecuado y, al mismo tiempo, garantizar la estabilidad y un crecimiento sostenido? ¿Cómo deben responder las autoridades económicas cuando tienen poco margen de maniobra porque ya se ha recurrido ampliamente a las herramientas macroeconómicas utilizadas en la crisis financiera mundial? ¿Cómo pueden coordinarse recuperaciones económicas asíncronas y divergentes para que quienes todavía están luchando con la pandemia no queden aún más rezagados?
Modernización del marco de supervisión del FMI
Para hacer frente a estos cambios, el asesoramiento del FMI en materia de políticas está evolucionando, tanto en su esencia como en la forma en que el FMI interactúa con sus países miembros.
El Examen Integral de la Supervisión de 2021, recientemente aprobado por el Directorio Ejecutivo del FMI, hace hincapié en esta nueva orientación. Dicho Examen —el primero desde 2014— es producto de profundos análisis con las autoridades de los países miembros, especialistas externos y otras partes interesadas. Define cuatro prioridades que habrán de orientar la supervisión del FMI en el futuro:
- Enfrentar riesgos e incertidumbre. El asesoramiento sobre políticas tendrá que evaluar mejor un abanico de posibles resultados. Esto ayudará a prepararse para escenarios peores de lo esperado, asegurando al mismo tiempo que las políticas aprovechen las oportunidades y sorpresas positivas.
Para ello se requerirá una mejor comprensión de las relaciones entre riesgos y beneficios, con el apoyo de la planificación para contingencias y de políticas orientadas a la gestión de riesgos. Dicho asesoramiento puede incluir consideraciones cuantitativas —por ejemplo, cuánta cobertura de seguro contratar para desastres naturales— y aspectos cualitativos, por ejemplo, cómo aprovechar un crecimiento inesperado.
- Prevenir y mitigar los efectos de contagio. La pandemia ha puesto en relieve la magnitud de la interconexión mundial. Los sucesos en un país pueden tener efectos significativos en todo el mundo. La divergencia en las recuperaciones puede intensificar los efectos de la normalización de las políticas económicas. El futuro estará determinado por nuevas fuentes de efectos de contagio, entre ellas las políticas sanitarias, el cambio climático y la digitalización. Será fundamental identificar y evaluar los efectos de contagio económicos y en materia de políticas y proporcionar asesoramiento sobre cómo mitigarlos y prevenirlos. La cooperación económica internacional también puede beneficiarse de un mejor diálogo entre quienes generan y quienes reciben los efectos de contagio.
- Promover la sostenibilidad económica. Es preciso comprender mejor el concepto de estabilidad económica. La estabilidad económica en el tiempo es necesaria pero no suficiente para lograr la sostenibilidad económica. Las tendencias demográficas, de desigualdad, los acontecimientos sociopolíticos y el cambio climático tienen impacto en la estabilidad económica y se analizarán de manera más sistemática. No todas las tendencias tienen el mismo grado de apremio para todos los países; son las circunstancias de cada país las que determinan si estas son críticas para la macroeconomía.
- Un enfoque unificado para el asesoramiento sobre políticas. El principal desafío consiste en equilibrar las prioridades contrapuestas con un margen de maniobra limitado. Durante la pandemia, los países miembros emplearon simultáneamente varias herramientas de política económica (véase el gráfico). Para esto fue preciso calibrarlas con cuidado y entender los objetivos en conflicto y las complementariedades.