Por Félix Santana García
Regularmente cuando la economía de un país, una familia o un individuo se amparan en actividades comerciales ilícitas o reñidas con las normativas establecidas por el imperio de la ley los recursos generados por las mismas vienen a ser dinero mal habido o de cuestionables origenes. También se generan recursos de actividades que si bien pueden ser licitas dañan o atentan la existencia misma del ser humano.
De ahí que muchos activos sean el producto del lavado de dinero, tráfico de influencia, sobrevaluación de obras, sobrevaluación de facturas comerciales, narcotráfico, prostitución o, corrupción en sentido general.
Pero también hay otros activos que se originan como resultado de favorecer un sector económico o una empresa en particular tal el caso de la industria de las armas mediante la cual se fomentan las conflagraciones bélicas para empujar dicha actividad a los fines de favorecer a un grupo económico especifico a pesar de que las grandes mayorías se perjudiquen.
A raíz de ese interés malsano de hacer más ricos a unos cuantos en contra del bien común, en algunos países como los Estados Unidos, se desarrolló la conocida economía de guerra caracterizada en fomentar la misma para impulsar la producción de armas de diferentes tipos. Lo mismo sucede con otras actividades económicas que hacen más ricos a unos cuantos sin importar las consecuencias.
En los últimos años los distintos medios de comunicación traen en sus primeras páginas cómo las economías de muchos países pagan sus compromisos u obligaciones financieros mediante el uso de fondos mal habidos o de cuestionables procedencias los cual les permite hacer alarde de una excelente gestión financiera y económica.
Cuando se sabe que lo anterior ha sido fruto de una contabilidad, economia o finanzas creativas o es el resultado de actividades ilícitas las cuales han sido permitidas en complicidad con las autoridades de turno.
Hoy son muchas las noticias de corrupción que se publican en los medios informativos destacándose entre ellas el expediente de la empresa ODEBRECHT, constructora de origen brasileño, Petrobras y el caso de Lava Jato, los cuales dieron al traste con el gobierno de la presidenta Dilma Russel y que posiblemente lleve al banquillo de los acusados al expresidente brasileño Lui Inacio Lula Da Silva ambos del Partido de los Trabajadores de ese país.
Conforme investigaciones realizadas por organismos internacionales y locales de algunas naciones del Hemisferio Occidental son muchos los gobiernos específicamente de América Latina que han financiado sus presupuestos y balanzas de pagos con dinero del narcotráfico o recursos que no se ha podido demostrar sus orígenes.
Lo mismo sucede con dinero que circula en el sistema financiero en el cual si bien es cierto que se indaga su procedencia u origen a través de simples preguntas a sus propietarios nunca se profundizan las indagatorias.
La República Dominicana es víctima de un tráfico de recursos que en si no se conoce su procedencia, pues son muchos los fondos que se manejan o transfieren a discreción a través de la banca múltiple y otras instituciones financieras.
En ese sentido, siempre los corruptos se las ingenian para salirse con las suyas debido a la vulnerabilidad del sistema de supervisión y regulación existente que si bien es cierto de que este existe pero no es de aplicación rigurosa o se viola el mismo a propósito para esconder a los infractores.
De todo esto se colige que las autoridades llamadas a poner coto a estos desmanes o son incompetentes o cómplices a los fines de encubrir y beneficiarse con la impunidad de estos actos reñidos con la moral y la ética.
En la vida existe el bien y el mal pero muchos hombres y mujeres de mala voluntad prefieren el mal ante que el bien burlándose de la buena fe del incauto o del ser humano en el que prima el buen proceder apegado a valores morales.
En la nación dominicana son muchas las obras que hoy se construyen las que gran parte de ellas no resisten ni la más mínima auditoría en sus presupuestos ya que están plagadas de sobreprecios o alteraciones de costos.
Pero lo triste y preocupante de ello no es en si el acto corrupto sino el silencio o impunidad de quienes deben aplicar todo el peso de la ley a los corruptos lo que envía un mensaje negativo a la juventud de que nada es nada o de que todo se vale.
Imagínense de que prospere la iniciativa del nuevo presidente de los Estados Unidos el señor Donald Trump de liberar o eliminar la supervisión y regularización de los mercados financieros y otras actividades comerciales y que dicha iniciativa se propague por toda América Latina con el nivel de corrupción existen en la República Dominicana y otros países ¿qué será de los dominicanos de buena voluntad y del buen vivir y más aún que será del futuro de la nación dominicana?
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