Por Lic. Félix Santana García
El pasado 27 de Julio de 2017 el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) hizo del conocimiento a los agentes económicos y al público en general que la Junta Monetaria, máxima autoridad de dicha institución emisora y del sector monetario y financiero del país, que adoptó nuevas medidas de flexibilización monetaria, disminuyendo en un 2.2 puntos porcentuales el coeficiente requerido del encaje legal a las entidades de intermediación financiera.
Las señaladas medidas se basan en la liberación de recursos del encaje legal para que sean canalizados a los sectores productivos, de exportación, agropecuario, comercio, adquisición de viviendas, las micros, medianas y pequeñas empresas (MYPIMES), así como al consumo, entre otros, con el propósito de dinamizar la economía, a través del aumento del crédito bancario, permitiendo al sector privado incrementar la inversión, lo cual redundará en un aumento de la producción exportación local, estimulando la generación de empleos productivos y el consumo.
Estas medidas tendrán efectividad a partir del 1ero de agosto de 2017, representando una liberación de recursos ascendente a RD$20,423.2 millones suma a la cual se le agregan RD$2,051.77 millones que se encuentran pendientes de desembolsar al sector agropecuario aprobada mediante Resolución del 8 de diciembre de 2016 y un remanente ascendente de RD$1,061.9 millones de las recuperaciones de los recursos liberados mediante disposiciones anteriores. De manera que se dispondrá de un total de recursos de RD$23,536.88 millones.
De dichos recursos se destinará el 22% al Sector Exportador (RD$4,500.00 millones), 20% (RD$4,000 millones) dirigido a la Industria Manufacturera, 8% (RD$3,758.77 millones) a la Agropecuaria, 20% al Financiamiento a la vivienda (RD$4,000 millones), al Comercio y MYPIMES un 18% (RD$3,716.20 millones) y a los préstamos de consumo incluyendo vehículos un 12% (RD$2,500.00 millones), (BCRD, 2017).
A raíz de dicha Resolución han comenzado a surgir una serie de opiniones relativas. Una de ellas se refiere a que las autoridades, de manera implícita, han admitido que realmente la economía necesitaba de una inyección de recursos frescos para liberarla de la ralentización que se experimenta en los actuales momentos dándoles la razón a sectores del comercio, economistas y público en general de que el medio circulante está constreñido lo que ha provocado que esta situación de lentitud no solo se esté reflejando en las actividades productivas y comercio sino también en el sector financiero ya que muchos de sus prestatarios han caído en mora al no poder pagar sus obligaciones o compromisos financieros.
De manera, que lo que se origina en un sector de la economía se siente en el otro y viceversa por lo que al hacer política monetaria se deben barajar todas las variables con sus consecuentes efectos, realmente esta práctica económica es muy delicada y nadie está exento en dicha área de cometer algún error a menos de que la medida de restricción del M1 o dinero en circulación inmediata tenga un propósito dirigido a obtener un resultado esperado, consciente de ello.
Desde el 1ero de agosto se dispondrán de los señalados recursos adicionales autorizados por el Banco Central de la República Dominicana (RD$23,536.88 millones) y se espera que realmente favorezcan a los sectores a los cuales van dirigidos y no a beneficiar a personas debidamente relacionadas a la política partidista, compadres o amigos.
Esto así ya que no es la primera vez que dicha institución emisora de la nación dominicana haya tomado tales medidas de liberar fondos del encaje legal para favorecer a sectores productivos y comerciales y que los mismos hayan llegado a personas y sectores que no tienen nada que ver con la reactivación de la economía.
Un préstamo es bueno o es malo. Es bueno cuando este es destinado a reproducir el dinero o multiplicarlo o cuando se destina a la producción, a la creación de bienes, servicios, empleos o crear más riquezas y es malo cuando el crédito es dirigido al consumo, la diversión, a actividades suntuarias, o a pagar deuda sobre deuda.
En ese sentido, la indicada Resolución del Banco Central no debió incluir en el renglón de los préstamos a realizarse al consumo el financiamiento de nuevas unidades vehiculares que solo viene a engrosar el parque vehicular del país cuando ya no caben más vehículos en calles, autopistas y bulevares del país, sino dirigir gran parte de los RD$2,500.00 millones aprobados para tales fines a otras actividades productivas más necesarias.
Siempre hay filtraciones en los casos citados o irregularidades ya que el ser humano siempre se sale con la suya y el amiguismo siempre está presente. Hay que procurar también que dichos nuevos préstamos vayan a los sectores que realmente generan nuevas actividades productivas y no a sustituir un préstamo viejo con altas tasas por los nuevos créditos que tendrán tasas concesionarias o blandas, para que realmente estos fondos vayan producir un valor agregado adicional pués son muchos los clientes bien relacionados en la banca que correrán, desde que los fondos estén disponibles a favor de los sectores señalados, para que le cambien un préstamo de costo alto por los nuevos préstamos con tasas más atractivas y competitivas, dejando a otros sectores emprendedores, ávidos de estos recursos sin disponer de ellos, favoreciendo siempre a los sectores que por tradición se benefician de sus relaciones bancarias preferenciales.
Se debe privilegiar con los señalados fondos aprobados en préstamos a prestatarios que realmente impulsarán actividades productivas generadoras de nuevas riquezas.
Finalmente, estos recursos deben de llegar a los sectores productivos que realmente le darán una aplicación adecuada, y de paso procurar que el costo de capital de dichos fondos sea fijo por el tiempo más largo posible a los fines de permitirles a los señalados sectores ciertos respiros para su reembolso con lo que se estaría honrando lo expresado una vez por Arquímedes: si meda un punto fijo que te moveré el mundo.
Ojala que estos nuevos préstamos sean de rápido desembolsos y que los mismos vayan verdaderamente a los sectores que los requieran para reactivar la alicaída economía dominicana.