La ciencia económica define el precio límite como reducción del tamaño disponible del mercado a una cantidad ligeramente menor a la escala mínima óptima y el precio tope como los precios oficiales.
Para poder establecer el precio límite, la demanda es muy importante. Si la demanda es muy elástica, entonces el precio límite estará muy cercano al precio de competencia perfecta y la pérdida de bienestar no será tan importante.
Sin embargo, si la demanda es rígida, la pérdida de bienestar será mucho mayor, puesto que el precio límite deberá ser muy alto.
Cuando un mercado tiene un precio oficial, o tope, no se puede vender a un precio superior a éste.
Si el precio de equilibrio está por encima del oficial, se dice que este es efectivo, puesto que cumple con su cometido.
Si, por el contrario, el precio de equilibrio fuera inferior al oficial, el de equilibrio sería el vigente en el mercado, y el precio oficial no tendría la menor importancia.
Un mercado es un mecanismo por medio del cual los compradores y los vendedores de un bien o servicio determinan conjuntamente su precio y su cantidad.
Ahora bien, los mercados no siempre funcionan como dice la teoría. Más bien, la teoría es una aproximación al caso ideal que se debe ajustar para utilizarla en la realidad.
Los precios coordinan las decisiones de los productores y los consumidores en el mercado. Su subida tiende a reducir las compras de los consumidores y fomenta la producción.
Su bajada fomenta el consumo y reduce los incentivos para producir. Los precios constituyen el engranaje del mecanismo del mercado.
Ante el ambiente de incertidumbre que hoy vive el mundo, fundamentalmente por los efectos de la pandemia o Covid-19 que corroe las economías, el índice de los precios de los alimentos de la FAO registró un promedio de 113,3 puntos en enero recién pasado.
Los precios mundiales de los alimentos han subido por octavo mes consecutivo en enero, impulsados por los cereales, los aceites vegetales y el azúcar, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El índice de precio experimentó un aumento de 4,3% más que en diciembre de 2020, con lo que alcanzó su nivel más elevado desde julio de 2014.
Conforme a las informaciones dadas a conocer por la FAO el precio de los cereales acusó un fuerte aumento mensual del 7.1% impulsado por los precios internacionales del maíz que se dispararon un 11,2% y que actualmente se sitúan en un 42.3% por encima de su nivel de enero de 2020.
Lo anterior refleja una oferta cada vez más limitada ante las compras cuantiosas por parte de la China, Estado Unidos y la suspensión temporal de los registros de exportaciones de maíz en la Argentina.
Los precios del trigo subieron un 6.8%, arrastrados por la fuerte demanda mundial y las expectativas de reducción de las ventas de la Federación Rusa.
La FAO también ha destacado en su informe sobre la oferta y la demanda de cereales que el mundo se enfrenta a una fuerte caída de las reservas mundiales de este alimento.
En los primeros meses de este año 2021 los precios de algunos artículos de primera necesidad han experimentado aumento, es el caso del precio del pollo que subió hasta alcanzar en algunos puestos de expendio hasta RD$65.00 pesos la libra, entre otros rubros, dando lugar a que el Gobierno haya tenido que negociar con productores de la carne blanca para que la libra llegue al consumidor a RD$50.00.
Mientras eso sucede el Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) alertó sobre las fluctuaciones de los precios mundiales de las materias primas y alimentos, que esta semana han alcanzado su nivel más alto en los últimos años y los efectos que esto podría tener en la inflación y escasez de algunos productos.
Se explica que las últimas alzas de precios del petróleo, gas natural, maíz, la soya y otros cereales obedecen a los efectos prolongados de la pandemia, fenómenos climatológicos y variaciones en la demanda y suministro de países desarrollados.
Asimismo las interrupciones en la industria del transporte marítimo y el costo de los fletes.
Es importante resaltar que se debe aumentar la producción pero no menos cierto que el alza de los precios de algunos rubros es debido al componente importado de los insumos utilizados en la elaboración de muchos productos.
Son variables incontrolables y exógenas que las Autoridades Gubernamentales no tienen ningún control sobre las mismas, lo cual debe ser comprendido.
Se exploran alternativas para paliar tales efectos negativos en contra del consumidor.
Los momentos que hoy se viven son muy preocupantes sobre todas las cosas por los efectos que deja por su paso la pandemia.
Hasta que no se logre inmunizar el 60% o el 70% de la población no se podrá cantar victoria, imponiéndose ahora apoyar a las autoridades encabezadas por el presidente, Luis Rodolfo Abinader Corona, para que con todos los dominicanos de buena voluntad se logre superar la situación de precariedades que hoy vive.
Es imperativo reactivar la economía, generar más empleos, garantizar la estabilidad macroeconómica y mantener el sosiego y la salud de todos los dominicanos.
Sin lugar a dudas estos momentos son de aunar esfuerzos en la búsqueda de solucionar los tantos problemas que la pandemia está dejando al país y el resto del mundo.
No es un secreto para nadie, que las actuales autoridades hacen esfuerzos denodados para superar la situación de salubridad y económica que embarga a los dominicanos pero no vale de nada desesperarse o ejercer presión ya que lo que hoy se vive no es culpa del Gobierno sino de una enfermedad que no da tregua y que solo con el trabajo mancomunado podría alcanzarse una vida más estable y de mayor satisfacción para todos.
Ante esta situación es menester acoger el llamado que hace el CONEP orientado a aunar voluntades para enfrentar los retos actuales y futuros.