Por: Dr. Virgilio M. Malagón Alvarez, PhD,
Para «El Mundo de los Negocios» y «Energia, Industria, Comercio & Mineria»,
y demas Multimedios de The Ballester Business & Media Group, Inc.
En un articulo reciente, intitulado Caos en la economía Norteamericana, expuse algunos factores que están creando incertidumbre en esa economía capitalista. Entre estos se encuentra una contracción en la oferta de bienes y servicios, una disminución en los niveles de ingresos de los consumidores y un aumento vertiginoso en los precios de su canasta básica.
Para la gestión gubernamental del presidente Biden esta situación se ha convertido en un Ariete político, que golpea inmisericordemente su gestión.
La inflación, como acontecer económico de suma importancia, tiene varias aristas, que van desde un aumento de precios por escasez hasta un aumento de precios por exceso de poder de compra de los consumidores. Sin embargo, también tiene una impronta social muy significativa.
Los niveles de precios especulativos han causado problemas muy serios, no solo a los hogares y familias, sino también al gobierno estadounidense; de un 3% en el 2011, ya está casi en un 5.5% para lo que va del 2021. Esto da una tasa acumulada de un 21.2% para estos 10 años.
El precio del gas subió un 2,2% en septiembre y un 42,1% en comparación con el año anterior. Si tomamos en cuenta que, por el cambio climático, este invierno del 2021 será uno muy crudo, los estadounidenses señalaran al su gobierno como el culpable de sus posibles padecimientos, por el incremento en los costes de la calefacción. Además, el fuel oíl utilizado para calentar muchas casas, ya ha subido un 46,6% en comparación con el año pasado.
En otras palabras, el consumidos estadounidense, titiritando de frio, emitirá palabrotas de todo genero en contra del gobierno.
Este incremento en los precios también se refleja en los comestibles. Tal y como analice en el artículo anterior, desayunar hoy día cuesta casi un 31% mas que el año pasado.
Aunque los salarios han aumentado, por la inmensa ayuda federal con los subsidios de hasta US$6,000.00 por hogar, todavía los colocan muy por debajo a la tasa de inflación actual y esperada.
NOTA: El ingreso familiar promedio nacional para los Estados Unidos para el año fiscal 2021, es de US$79,900, representando un aumento, sobre el ingreso familiar medio nacional en el año fiscal 2020, de solo US$1,400. O sea, solo un1% en comparación con años anteriores, que el promedio era de un 5%.
En el ámbito monetarista, después de que las perspectivas de un aumento de la inflación, podría interpretarse hacia su disminución, por primera vez el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha cambiado de opinión.
El 22 de septiembre, Powell, frente a la Asociación Norteamericana de Medios de Comunicación, expreso: «A medida que continúa la reapertura, los cuellos de botella, las dificultades de contratación y otras limitaciones podrían volver a ser mayores y más duraderos de lo previsto, lo que presenta riesgos al alza para la inflación».
Esta aseveración irrito mas a los consumidores que ven al gobierno de Biden como un barco sin timón económico y con un rumbo incierto.
Leyendo la prensa de ese país, he visto también que varios funcionarios de la administración de Joe Biden han realizado señalamientos muy hirientes a la sensibilidad del consumidor común. Estos van desde hasta decir que la inflación es solo un tema de la clase alta hasta que la población solo toma en cuenta los eventos muy recientes para realizar sus reclamos y no toma en cuenta los años anteriores.
Comentarios como esos, y el manejo de la economía por parte de la administración Biden, han provocado la ira del Congreso estadounidense, en ambas cámaras, aun en los congresistas Demócratas. De ahí que, la sociedad ha bautizado la actual gestión gubernamental como la BIDENFLACIÓN.
Ante este panorama sombrío, la reserva federal de los estados Unidos anunció el miércoles planes para comenzar a desacelerar su agresivo programa de compra de bonos en US$15,000 millones mensuales a partir de noviembre.
Con esta medida se piensa disminuir o reversar el excesivo estimulo que el gobierno central ha dado a la economía, durante la pandemia.
En estas operaciones también se incluirán la recompra de activos financieros (bonos, papeles de deuda, contratos futuros, etc) que tuvieron como objetivo estabilizar los mercados financieros y mantener el crédito barato durante la pandemia.
La reducción, pondrá fin a la expansión masiva del balance general, estimado en más de US$10,000 billones.