Por: José J. Záiter
Desde el año 2001, he tenido la oportunidad de palpar el magnetismo que posee el Dr. Leonel Fernández con la gente.
Cuando se le acercan personas, por más marginado que sea su nivel social, él les escucha, le presta atención, intercambia con ellos y los trata con decencia y respeto.
Estas experiencias suelo verlas particularmente durante sus visitas a Estados Unidos y más bien con ciudadanos de otros países, quienes también le muestran afecto y admiración. Igualmente, cuando tiene encuentros con la Comunidad Dominicana lo llaman por su primer nombre, como si fuera un amigo de muchos años o parte de la família.
Pero hace unos meses atrás, se me presentó esa misma oportunidad, esta vez en nuestro país, cuando realizamos un recorrido intenso a través del territorio nacional.
La algarabía no cesaba cuando lo reconocían desde lejos al pasar la jeepeta que lo transportaba. El en cambio, los saludaba ondeando su brazo derecho y acompañaba este gesto con una cálida sonrisa. Muchas de las personas que lograban estrecharle su mano saltaban de emoción. Otros les gritaban, «mi Presidente»!!!
Esto pasó en Barahona, en Baní, en San Cristóbal, en Santiago, en Monte Cristi, en Dajabón, en Mao, en Miches, en El Seibo y en San Pedro de Macoris, entre otras latitudes del país. No estuve en la actividad de la Capital, pero me confirmaron que sucedió lo mismo.
A través del tiempo, he tenido la oportunidad de conocer y ver en acción a muchos líderes interactuar con las masas, pero esa magia que transmite el presidente del Partido de la Liberación Dominicana de conectar con el pueblo es difícil de superar.
Por eso no me sorprende, que un centro académico más, en esta ocasión de Argentina, le acaba de reconocer sus aportes otorgándole otro Doctorado Honoris Causa.
Un amigo que nos acompañó en esas jornadas, siendo esa su primera experiencia de esta índole, al final me comentó, «A Leonel la gente lo quiere».