Por: Lic. Félix Santana García
(Poner sus detalles como en articulos anteriores….)
Muchos países vivían de espaldas al resto del mundo aplicando lo que se conoce economía autárquica ya se consideraban autosuficientes económica y financieramente pero el mundo ha cambiado, de ahí que el comercio internacional ha aumentado extraordinariamente y los países están más unidos por una incesante circulación de bienes y servicios.
Los Estados Unidos y la China no son ninguna excepción. Estos países envían a otros países enormes volúmenes de bienes y servicios y a cambio reciben otros bienes y servicios en los cuales no tienen ventajas comparativas y competitivas por valor de miles de millones de dólares.
En los últimos años las exportaciones han sido uno de los sectores de la economía norteamericana que más ha crecido. Entre los factores económicos que han hecho que el comercio internacional haya aumentado se encuentra que: fomenta la especialización y a su vez la productividad.
A largo plazo, el aumento del comercio y la productividad mejora el nivel de vida de todo el mundo. Los países se han dado cuenta poco a poco de que el comercio internacional es una de las vías más segura para lograr la prosperidad económica.
Cuando el comercio se incrementa, las importaciones desplazan la producción interior y algunas personas pierden el empleo. Los grandes déficits comerciales han convertido a los Estados Unidos en un país deudor cuando antes era el mayor acreedor.
Estos cambios han hecho que el campo del comercio y las finanzas internacionales hayan cobrado especial importancia en la actualidad, al extremo que muchos centros de estudios superiores han incluido en sus ofertas académicas especialidades en comercio internacional.
Unos de los argumentos fundamentales de la teoría económica es que el comercio es ventajoso respecto al no comercio. Adam Smith basa todo su libro en este concepto, y también sostiene que gracias a que se comercia con otras personas es que se puede especializarse en las cosas que se hacen mejor y por ende se puede vivir mejor.
En economía hay una frase popular que dice: “el libre comercio es superior a la autarquía” lo que quiere decir que un país vivirá mejor en el libre comercio que fuera de él.
Cuando hay comercio internacional, lo más probable es que los precios internacionales sean diferentes a los precios internos, o de autarquía. Resulta que el libre comercio es preferible que a aplicar tarifas.
Cuando un país le impone aranceles a otro con el fin de promover y proteger su industria, lo primero que ocurre es que ese país enfrenta otro tipo de precios: los precios con arancel. Esto distorsiona la producción, moviendo recursos hacia su industria que es lo que se busca.
Pero también modificará el consumo, pues los productos van a resultar más caros, por el impuesto que se paga. Esta distorsión provoca una pérdida de bienestar en los consumidores, por lo que se puede asegurar que el libre comercio es preferible. En realidad hay varias razones por las que no siempre es posible tener un comercio libre y puede ser preferible el uso de tarifas.
Mientras más distorsiones se eliminan en el comercio, menos libertad tienen los gobiernos para determinar su política económica. La eliminación de tarifas lleva a una reducción en los ingresos gubernamentales que no siempre puede resolverse con mayores impuestos indirectos.
Por otra parte, la política industrial se ve afectada gravemente en cuanto a la distribución de subsidios e incentivos en industrias competitivas. El tipo de cambio pierde mucho de su valor como variable de política y ve incrementada su importancia como objetivo, pues los acuerdos económicos generalmente incluyen un apartado que determina el comportamiento aceptable de esta variable económica.
Se crea comercio cuando se reducen aranceles con un país que es eficiente en la producción. Los precios internacionales son señales adecuadas para decidir la producción y el consumo. Sin embargo, si los aranceles se reducen frente a un país ineficiente, no se crea comercio sino que se desvía, porque se acaba comprándole a un país al que no se le compararía sin esta distorsión.
Existen asociaciones comerciales cuando un grupo de países entra a una asociación económica, o a un acuerdo preferencial, cuando los miembros deciden reducir las tarifas entre ellos con relación a las que operan en el resto del mundo.
La forma más común y menos comprometedora de asociaciones económicas es la zona de libre comercio. Es una región donde los países, de común acuerdo, reducen los aranceles entre ellos y no los alteran para el resto del mundo. En este tipo de asociación, el efecto de las políticas económicas de uno de los países de la zona sobre los demás es notorio pero no excesivo.
Esta y otras formas de asociaciones como la de unión aduanera, mercado común o unión económica, modifican el flujo de comercio de dos maneras: lo liberan y lo distorsiona. El comercio es más libre dentro de la asociación económica, pero es distorsionado fuera de ella.
Estos acuerdos normalmente incluyen algún procedimiento para solucionar las disputas. Casi siempre estos procedimientos consisten en mecanismos de arbitraje. En un arbitraje, las partes se someten a un tercero que analiza el caso y toma una decisión, que ambas partes aceptarán aunque no les guste.
En la actualidad, de nuevo surgen disparidades de criterios en el plano del comercio internacional entre los Estados Unidos y la China. Diferencia conocida como guerra comercial entre ambos países, en la que los Estados Unidos y su presidente Donald Trump buscan mejores condiciones comerciales ante el gigante asiático ya que el país del norte de América alega desigualdad en los términos comerciales existentes.
Esto así ya que muchas exportaciones que realiza la China hacia los Estados Unidos tienen componentes tecnológicos de origen estadounidenses de los cuales la China se beneficia grandemente y saca mayor partido ante las exportaciones que realizan los Estados Unidos a la China que las que hace EE.UU hacia China.
Se han celebrado varias rondas de negociaciones entre ambas naciones y aun no se ponen de acuerdo. En los últimos días los Estados Unidos en medio precisamente de las negociaciones después de haber celebrado una tregua en el proceso negociador, impone más aranceles a los productos chinos a los fines de llevar al país asiático a flexibilizar sus aranceles sobre los productos norteamericanos.
Se señala que entre los temas en disputa se encuentran: codificar en la ley protecciones para la propiedad intelectual estadounidense y evitar la transferencia forzosa de tecnología.
Otro problema es que los negociadores del presidente chino no habían proporcionado un texto completo en chino de un posible acuerdo, lo cual irritó aún más a Washington.
Otros cuestionan tales afirmaciones, citando enmiendas chinas relacionadas con una serie de regulaciones existentes, incluyendo las que regulan las marcas registradas y la competencia leal, y una nueva ley de inversión extranjera.
A pesar de la pérdida de confianza de los últimos días, numerosos analistas creen que China y EEUU quieren evitar una nueva ronda de aranceles.
La tregua comercial entre Estados Unidos y China, acordada a finales de 2018, se quebró recientemente con la imposición por parte del presidente estadounidense de nuevos aranceles. Como resultado, se comenzó a aplicar la subida de aranceles del 10% al 25% a importaciones chinas por valor de US$200,000 millones.
Hasta el momento, los productos chinos afectados estaban sometidos a un gravamen menor del 10% y el cambio implica que a partir de ahora casi la mitad de las importaciones chinas están sujetas a los aranceles del 25% que ya afectaban desde el año pasado a otros US$50,000 millones de bienes y servicios del gigante asiático.
China ya ha impuesto aranceles a importaciones estadounidenses por valor de US$60,000 millones.
Los mercados financieros que habían registrado caídas notables durante toda la semana tras la amenaza de Trump de nuevos aranceles, repuntaron levemente.
Desde diciembre, China ha adoptado medidas de buena voluntad, como la bajada de aranceles a los vehículos importados de EE.UU., la reanudación de la compra de soja y la presentación de un proyecto de ley para prohibir la transferencia forzada de tecnología.
Pero como condición para no recrudecer sus aranceles, EE.UU. quería también que china se comprometiera a cambios estructurales en su economía, proteger la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses y un mecanismo de penalizaciones que asegure el cumplimiento de los compromisos acordados por China.
Estas tensiones han provocado inquietud y dudas sobre la evolución de la economía global al extremo de que en abril el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó sus últimas previsiones de crecimiento global, que redujo en dos décimas respecto a lo calculado en enero, hasta 3.3% como consecuencia de los efectos sobre la actividad mundial de la guerra comercial entre ambas naciones.
Se estima que a raíz de la señala disputa comercial entre las indicadas naciones otras naciones podrían salir beneficiadas al incrementar sus exportaciones de bienes y servicios afectados por los aranceles impuestos hacia el gigante asiático y la nación norteamericana.
Mientras otros se perjudicarán pues estas nuevas barreras incrementaran los precios de los bienes y servicios afectados por los indicados aranceles incidiendo en su crecimiento económico.
Se espera que allá suene y que aquí no llegué aunque en una disputa global como la que están escenificando esas dos grandes potencias las cuales quieren tener hegemonía la una sobre la otra y en la que Estados Unidos se lamenta y reconocer el error de haber ver transferido tecnología avanzada a la China y que ninguna de las dos naciones quiere dar su brazo a torcer es difícil que sus tentáculos no lleguen a todas las naciones de una forma u otra.
En tal sentido, es oportuno que se hagan los aprestos de lugar a los fines de evitar consecuencias negativas sobre la economía y las finanzas dominicanas a raíz de dicha guerra comercial entre ambas potencias.