Por Félix Santana García <[email protected]>
El Santo Evangelio según San Mateo 9: 14-17 dice: nadie echará vino nuevo en odres viejos porque los odres se rasgan y se echa a perder el vino, tampoco nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura (Palabra del señor).
El próximo 16 de agosto se inicia una nueva administración del Estado Dominicano integrada con un nuevo incumbente a la cabeza que en medio de una crisis sanitaria y económica tendrá el encargo de reorganizar el destartalado aparato estatal que por malas prácticas administrativas hoy se encuentra en cuidados intensivos.
No es un secreto para nadie que los retos, amenazas y debilidades que se ciernen sobre el país son muchos pero los dominicanos siempre han sabido salir airoso de cada una de las pruebas que la vida les presenta.
Lo relevante es actuar con entusiasmo, con pasión, con mucha fuerza de voluntad y con el anhelo de alcanzar las metas y objetivos propuestas mediante estrategias acordes con cada uno de los momentos que se viven.
Sin una buena batería de estrategias o conjunto de acciones que garanticen concretar los objetivos y metas dejando a un lado el mero enunciado de los propósitos del momento histórico que vive la nación dominicana sería imposible llevar estos a la esperada realización.
Es importante que los objetivos y metas no sean simples poesías al carecer del apoyo financiero que garanticen su realización. Se sabe que durante una campaña electoral es mucho lo que se ofrece sin que se conozca con precisión de dónde provendrán los recursos financieros que garanticen su cumplimiento.
Puede haber excesos en ese sentido pero una vez se alcance el triunfo electoral y se asuma el cargo, se debe estructurar un buen equipo de gobierno, alejado del simple amiguismo y apasionamiento. Recuérdese que la novia del estudiante no necesariamente será la esposa del profesional.
También se debe tratar de actuar con la mayor sinceridad, honestidad y transparencia al pasar ya de las ofertas al cumplimiento de las mismas para evitar que el nuevo gobierno pierda en tiempo record el favor depositado por el electorado, evitando también entrar en conflictos con los demás sectores que le sirvieron de apoyo para el logro del triunfo.
En ese sentido, es menester que el nuevo administrador del Estado comience a dar respuesta a los reclamos más perentorios de los sectores más necesitados o vulnerables, que en los actuales momentos de crisis sanitaria y económica que vive el mundo, hoy sufren en carne viva: hambre, desolación y más pobreza.
Que no se cometa el error por miopía política y falta de sensibilidad social de no dar respuesta en el corto plazo a las principales necesidades que siempre son muchas y los recursos escasos.
Que se actúe con justicia y equidad a favor de los más necesitados, que se pongan en práctica las estrategias diseñadas con miras a alcanzar los objetivos y metas propuestas y si éstas no responden a la realidad sean modificadas o cambiadas por las que real y efectivamente puedan responder a los propósitos concretos-reales.
Por supuesto hay que evitar las emociones propias del triunfalismo y el decir una cosa por otra, todo ello a los fines de no perder el apoyo y confianza logradas tan importantes para poder gobernar con la paz espiritual, tranquilidad, justicia, equidad y ecuanimidad que se le requiere a tan comprometedor cargo como es el de ser presidente de toda una nación.
Cuenta la historia que cuando el emperador Marco Aurelio, apodado “El sabio”, considerado el último de los cinco buenos emperadores de Roma, al escuchar que los vítores y aclamaciones de los ciudadanos y acólitos de éste aumentaban a cada minuto, un siervo se le acercaba discretamente para susurrarle a los oídos que recordara que solo era un ser humano y evitar que ignorara las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre.
Estas enseñanzas traen como moraleja que se debe ser ecuánime, evitando la soberbia, la prepotencia el engreimiento y endiosamiento ante el poder que solo Dios concede a algunos seres humanos privilegiados.
Casi todo un pueblo escoge a un nuevo presidente para gobernar con prudencia, justicia, democracia, libertad y equidad, sobre todas las cosas, dando a Dios lo que es Dios y a Cesar lo que del Cesar.
La nueva administración tendrá fuertes desafíos ante tantas necesidades insatisfechas fundamentalmente en lo que a salud y comida se refiere, luego vestidos y viviendas pero con amor, disciplina, planificación pasión, voluntad, ayuda de Dios y un pueblo decidido a apoyar los cambios necesarios liderados por las nuevas autoridades todo se puede lograr.
Los tiempos de Dios son perfectos, pues las uvas maduran a su debido tiempo y no hay plazos que no se cumplan ni deudas que no se paguen.
El nuevo gobierno como los del resto del mundo se apoyará en las políticas monetarias y fiscales para echar a correr los motores de la economía y tendrá que seguir el librito de los demás países, que sin el apoyo de la banca central no hay economía que pueda salir hacia adelante.
Hoy los bancos centrales aumentan sus balances para hacer frente a la crisis sanitaria y económica. De ahí que los tres bancos centrales más grandes del planeta: Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed) y el Banco del Japón han llevado sus balances a 13,34 billones de euros con el propósito de continuar apoyando sus economías.
Economistas, financistas y articulistas afirman que si algo dejó claro la pasada crisis financiera es que cuanto más se dilate la aplicación de medidas, más lenta puede ser la recuperación, por eso esta vez Gobiernos e instituciones se han afanado en poner en marcha iniciativas monetarias y alivios fiscales para paliar los efectos negativos de la pandemia.
Los bancos centrales son el mejor reflejo de esta corriente y desde el pasado mes de marzo han desplegado un abanico de propuestas para apoyar la recuperación.
Un movimiento que se ha traducido en la inyección de dinero en el sistema para evitar problemas de liquidez y mantener bajo control los costes de financiación.
Así como los gobiernos han acelerado las gestiones de financiamiento a bajo costo a los fines de paliar la crisis económica y social la banca central no ha escatimado esfuerzos en inyectar liquidez al sistema mediante bajas tasas de interés y compra de deudas.
Tanto el Banco Central de Japón como el Banco de Inglaterra y otros han flexibilizado sus políticas monetarias mediante la baja de sus tipos de interés sin dejar de adquirir nuevas deudas conjuntamente con la caída de su Producto Interno Bruto.
Las nuevas autoridades dominicanas desde el 16 de agosto del presente año no han de quedarse atrás y deberán como complemento de otras medidas continuar apoyando las actividades productivas a través de bajar las tasas de interés y la compra de más de deudas si ha de ser necesario con el propósito de garantizar que la demanda y oferta se mantengan en modo de activación y estabilización.
Con voluntad política, apoyo y confianza ciudadana las nuevas autoridades podrán hacer un trabajo digno de encomio a favor principalmente de los más necesitados.
Así que manos a la obra sin escatimar el más mínimo esfuerzo que a partir del 16 de agosto se espera que las nuevas autoridades comiencen a encender los motores que hoy se encuentran apagados por negligencia, mala administración y por causa de la crisis sanitaria que hoy afecta a todo el mundo.
Así como dice el espíritu del pasaje bíblico con el cual se inician estas reflexiones así también se debe evitar continuar con los malos lineamientos, modelos y hábitos de la administración a punto de dejar el poder, haciendo todo lo contrario a lo que hoy se hace en materia de justicia, bienestar social, respeto por las leyes y la constitución de la República para que reine en toda República Dominicana un verdadero estado de derecho