Por Héctor Guillermo Martínez, Presidente de GM Security Technologies
Con el arribo de la pandemia hace casi 2 años, quedó de manifiesto que las empresas son cada vez más vulnerables a los ataques de los hackers y de los cibercriminales. En este período, en particular, estos incidentes han ocurrido en buena parte debido a que las empresas en su mayoría han tenido trabajar con su fuerza laboral desde sus casas, lo cual ha abierto una enorme brecha que los cibercriminales han sabido aprovechar. A continuación, compartimos algunas reflexiones que valoran tendencias críticas que deben tener en cuenta los CISOs (Chief Information Security Officer), durante este 2022.
Los ransomware o secuestros de datos no van a desaparecer en breve. Gracias a la particularidad del trabajo desde el hogar o home office, esta modalidad de ataque se ha vuelto estándar y ha aumentado considerablemente a lo largo de 2021 debido al hecho de que los trabajadores no cuentan con la protección necesaria de sus equipos para evitar cualquier tipo de vulnerabilidad de sus datos. Las cifras de 2021 parecen asegurar que en el 2022 este tipo de ciberamenaza continuará.
En 2021, se han registrado casi 500 millones de ciberataques de este tipo lo que equivale a un aumento de 148 por ciento en comparación con 2020 según se pudo conocer gracias al informe de SonicWall presentado en conferencia realizada en la Casa Blanca. El segmento más afectado y que seguramente seguirá estando en la mira de los cibercriminales será el sector bancario.
Log4j será el fallo de ciberseguridad más grave en décadas. El fallo está presente en un popular software llamado Log4j, que forma parte del omnipresente lenguaje de programación Java. Log4j es utilizado por millones de sitios web y aplicaciones, y el fallo del software permite potencialmente a los hackers tomar el control de los sistemas escribiendo una simple línea de código. Este fallo es más grave que otros fallos de ciberseguridad debido a su ubicuidad, simplicidad y complejidad. Es una pieza de software, de código abierto, que está en millones de dispositivos, desde videojuegos hasta equipos hospitalarios, pasando por sistemas de control industrial y servicios en la nube.
Clonación de los sitios web y el fraude online. La clonación de sitios web será una las amenazas de las que los usuarios en general deberán cuidarse, porque los cibercriminales se han convertido en expertos clonadores de páginas web “oficiales”, a través de las que realizan fraudes que ponen en riesgo los datos personales y bancarios.
Verificar la veracidad del sitio web y ofrecer herramientas para que los usuarios logren comprender cómo realizar esta verificación, será la clave en 2022 para que las empresas dedicadas a la ciberseguridad apoyen a sus clientes.
La normalización y masificación del uso de las criptomonedas. Aunque ya existen muchos sitios en los que la utilización de las criptomonedas se está masificando, no debemos olvidar que este es el método de pago preferido de los ciberdelincuentes, y que gracias a su utilización se puede acceder a los datos de los usuarios.
Este método de pago a diferencia del dinero regular, no cuenta con la protección de las regulaciones bancarias y podría convertir a sus poseedores en blanco fácil de los cibercriminales, que podrían utilizar cualquier tipo de ransomware para secuestrar y utilizar sus datos.
El uso de la ciberseguridad será obligatorio. Mucho ha sucedido a lo largo de estos casi dos años de pandemia, pero si de algo hemos sido testigos es que la ciberseguidad no debe ser una opción sino la norma.
No sólo las grandes corporaciones han comprendido que sus sistemas de ciberseguridad deben ser actualizados y ampliados hasta los dispositivos personal ( BYOD) sino que, los gobiernos de América Latina han entendido que debe regularse la ciberseguridad y convertirse en una norma a ser aplicada con carácter de obligatoriedad.
Durante 2022, veremos cómo los gobiernos de buena parte de la región impondrán a las empresas públicas y privadas, la utilización de nuevas herramientas de ciberseguridad que amplíen su alcance y protejan con un espectro más amplio los datos de las personas involucradas.
Más tecnología de pago sin contacto, menos transacciones físicas. El uso de canales digital en la banca ha tenido un impacto positivo durante los confinamientos, lo cual ha llevado a que las entidades bancarias incentiven el uso de diferentes opciones tecnológicas durante el día a día de los consumidores. El pago electrónico, en sus distintas modalidades, seguirá tomando fuerza. Esto hace más importante el establecer controles y estándares (tales como PCI DSS) en las organizaciones que procesan, almacenan y/o transmiten datos de tarjetahabientes, para asegurar dichos datos, con el fin de evitar los fraudes que involucran tarjetas de pago débito y crédito.
Ya en el 2022, y con la expectativa de la vuelta a la normalidad, la interrogante a responder es: ¿el aprendizaje de estos dos años en pandemia ha ayudado a las empresas a entender que la protección de los datos de su recurso humano va más allá de las paredes de su organización?