Por: Lic. Jaime Fernández Lazala
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Abogado,
Vicepresidente, Partido Revolucionario Social Democrata (PRSD)
Me extraña sobremanera que el Tribunal Constitucional esté pregonando la limitación que tiene para decidir asuntos medulares que tienen en zozobra el quehacer político dominicano, cuando la Constitución, en el Título Vll, Artículo 184, lo faculta a garantizar la supremacía y la defensa del orden Constitucional, pudiendo válidamente tener el control preventivo, mediante dictámenes y hasta decisiones que le pongan freno a los aspirantes inhabilitados a presentarse nuevamente como candidatos en el Nivel Presidencial para el 2020.
Desde el año 2000, el Legislador Constitucional ha sido constante y firme con el artículo 124 de la ley sustantiva, en el sentido de un segundo período y nunca jamás, pero a pesar de ese firme criterio de la jurisprudencia constitucional, se sigue retorciendo cada cuatro años, para habilitar a ex-presidentes que se encuentran jubilados políticamente y que se aferran a no abrir paso a las nuevas generaciones de políticos que desdicen de la reelección consecutiva por más de dos períodos.
El Tribunal Constitucional, complaciente con la irreverencia al artículo 124, se hace de la vista gorda y no frena que cada cuatro años el Presidente de turno abra la zafra a los legisladores, permitiendo que los inhabilitados puedan volver a presentarse, a pesar de que el Legislador en estos últimos 19 años ha sido constante en un mandato o en dos consecutivos y nunca jamás.
Es una falacia endilgarles a Miguel Vargas que por la firma de un acuerdo de aposento de corbatas azules se puedan habilitar dos jubilados políticos, cuando aún persiste en forma motivada, fundada, razonable, congruente y justa, la decisión de un segundo periodo y nunca jamas.
Los ex Presidentes reeleccionistas que luchen para salir de la encerrona en que se han metido, y que procuren o dejen que se haga una reforma Constitucional que facilite la reelección consecutiva, como la tenía Joaquin Balaguer, y que sea el Partido con la nueva Ley de Partidos, a travez de primarias que escoja al candidato Presidencial, y no seguir con el relajo de cada cuatro años reformar la Carta Magna.