La jefa de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), Sandra Honoré, se reunió ayer con autoridades del Gobierno brasileño, que reiteraron su convicción de que la presencia de tropas extranjeras en esa nación «no puede eternizarse».
Honoré, de origen trinitense, asumió el cargo de Representante Especial de la Secretaría General de la ONU para Haití y jefa de la Minustah a mediados del año pasado y en su primera visita a Brasil se reunió hoy, por separado, con los ministros de Relaciones Exteriores, Luiz Alberto Figueiredo, y de Defensa, Celso Amorim.
Fuentes oficiales dijeron a Efe que en ambas reuniones se analizó la posibilidad de que este mismo año sean celebradas en Haití las elecciones que están pendientes desde 2012 y deberán definir diez escaños en el Senado y los titulares de unas 140 alcaldías.
Los comicios deberían haberse realizado hace casi dos años, pero desde entonces han sido suspendidos en varias oportunidades debido a recurrentes desacuerdos políticos entre el Gobierno y la oposición.
«Esas elecciones son importantes, pues ayudarán a reforzar el proceso democrático haitiano», explicó un portavoz del Gobierno brasileño.
Sobre la composición de las tropas de la Minustah, formada por soldados y policías de una veintena de países, tanto Figueiredo como Amorim reiteraron a Honoré la convicción del Gobierno brasileño de que su número debe ser reducido.
«Se trasladó el mensaje de que las tropas no pueden eternizarse, pero también se aclaró que ni Brasil ni ningún otro país de América Latina pretende abandonar a Haití», dijo la fuente consultada por Efe.
Brasil está al mando del contingente militar de la Minustah desde 2004 y también mantiene diversos proyectos de cooperación económica, técnica y humanitaria con Haití.
Es además el país con el mayor número de soldados en esa nación antillana, que llegó a 2.300 en los primeros meses del 2010, tras el terremoto que dejó unos 220.000 muertos y alrededor de 1,5 millones de damnificados.
No obstante, en abril del año pasado Brasil redujo sus tropas en esa nación a unos 1.200 militares, un número similar al que mantenía hasta el terremoto de enero del 2010.