LAS VEGAS, 23 de enero de 2017 /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ — Un equipo de investigadores que ha confirmado que la presencia de bacterias en la vagina y el cuello uterino de una mujer puede o bien aumentar el riesgo de nacimiento prematuro o bien tener un efecto protector contra él, ha ganado el premio que March of Dimes otorga por el mejor extracto sobre prematuridad en el encuentro anual de la Sociedad para la Medicina Maternofetal, The Pregnancy Meeting?. Los hallazgos se presentarán el jueves 26 de enero a la 1:15 p.m., hora estándar del Pacífico, en el salón Augustus del hotel Caesars Palace en Las Vegas.Michal Elovitz, doctora en Medicina, y colegas de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Maryland, estudiaron a 2,000 mujeres embarazadas, a quienes les tomaron muestras vaginales en tres momentos distintos del embarazo, y realizaron análisis sobre los especímenes para determinar qué colonias microbianas estaban presentes. Ellos descubrieron que la presencia de muchas bacterias en realidad otorgaba un riesgo más bajo de nacimiento prematuro espontáneo, mientras que otras bacterias estaban relacionadas con un incremento significativo en el riesgo. Las bacterias relacionadas con el nacimiento prematuro espontáneo, ya sea al otorgar protección o riesgo, eran diferentes entre las mujeres afroamericanas y las no afroamericanas.
El nacimiento prematuro (antes de las 37 semanas de embarazo) es la principal causa de mortalidad infantil en Estados Unidos y la principal causa de mortalidad en los niños menores de 5 años en todo el mundo. Los bebés que sobreviven al nacimiento prematuro enfrentan con frecuencia problemas de salud graves y de por vida, como por ejemplo problemas respiratorios, ictericia, pérdida de la vista, parálisis cerebral y retrasos intelectuales. Además del saldo humano, el nacimiento prematuro ocasiona más de $26 mil millones al año en costos médicos y sociales evitables, según la Academia Nacional de Medicina.
La Dra. Elovitz, quien es profesora de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Pensilvania, vicepresidenta de Investigación Traslacional y directora del Centro de Investigación sobre la Salud Materna e Infantil en PENN, sostuvo que la falta de tratamientos que prevengan con confiabilidad el nacimiento prematuro ha frustrado a los doctores. Además, señaló, los médicos no cuentan actualmente con una buena prueba de detección para determinar qué mujeres enfrentan el mayor riesgo de nacimiento prematuro. En busca de un nuevo enfoque en torno al problema de la prematuridad, ella comenzó a vincularse con destacados investigadores de otros campos tales como la bioingeniería, la inmunología, la farmacología y la microbiología.
«Aunque la creencia generalizada es que el nacimiento prematuro comienza en el útero, decidimos abordar el problema de una manera completamente nueva», expresó.
La Dra. Elovitz y sus colegas decidieron investigar si el nacimiento prematuro podría originarse en el espacio cervicovaginal, y provocar en específico cambios tempranos en el cuello uterino. «Comenzamos con la hipótesis de que existe alguna diferencia en los actos moleculares, biológicos, bioquímicos y/o microbianos en el espacio cervicovaginal de las mujeres que finalmente tienen un nacimiento prematuro, en comparación con las mujeres que finalmente tienen un bebé a término completo», afirmó. La Dra. Elovitz ha podido seguir esta línea de investigación como coinvestigadora del Centro de Investigaciones sobre la Prematuridad de March of Dimes en la Universidad de Pensilvania así como mediante sus estudios financiados por los Institutos Nacionales de la Salud.
En un estudio titulado «La maternidad y el microbioma», financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Enfermería, la Dra. Elovitz y su equipo pudieron abordar una parte de esta hipótesis al estudiar las comunidades microbianas cervicovaginales en una cohorte prospectiva grande de mujeres embarazadas. «Nos entusiasma mucho comunicar que sí encontramos diferencias significativas en las comunidades microbianas temprano en el embarazo en las mujeres que finalmente tuvieron un nacimiento prematuro, en comparación con un nacimiento a término», señaló. «Las diferentes especies bacterianas estaban relacionadas con un aumento bastante dramático en el riesgo de nacimiento prematuro. Si nuestro estudio se confirma, pudiera significar que enfocarse en las bacterias cervicovaginales puede ser una nueva terapia para evitar el nacimiento prematuro en el futuro inmediato, no de aquí a varias décadas».
Edward R.B. McCabe, doctor en Medicina, titular de doctorado, y vicepresidente sénior y director médico de March of Dimes, concordó. «A partir de estos datos, pudiéramos aprender cómo prevenir el nacimiento prematuro ya sea eliminando las bacterias cervicovaginales que se relacionan con un aumento en el riesgo y/o reforzando la presencia de las bacterias protectoras. Este es un nuevo y prometedor terreno que debe convertirse en una prioridad investigativa», afirmó.
El equipo que recibió el premio de March of Dimes está compuesto por Michal Elovitz, Pawel Gajer, Katheryne Downes y Jacques Ravel.
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