Por: Lic. Félix Santana García
Las presentes y recién pasadas autoridades gubernamentales de la República Dominicana han sido las más privilegiadas al recibir un sinnúmero de variadas asesorías financieras y económicas de parte de los agentes económicos, partidos de la oposición y organismos internacionales, las cuales han sido externadas de forma gratuita a los fines de que se corrijan errores y se sometan al respeto de la constitución y leyes adjetivas.
Uno de los partidos más asiduos al emitir sus críticas constructivas a los gobiernos del PLD ha sido el hoy conocido Partido Revolucionario Moderno (PRM) a través de sus Organismos Económicos y de Políticas Publicas las cuales se han dado a conocer a las autoridades a través de ruedas de prensa y documentos remitidos al Poder Ejecutivo pero todas han caído en el vacío.
Lamentablemente, las autoridades se han hecho de la vista gorda y de oídos sordos desestimando inclusive aquellos consejos o críticas constructivas revestidas de mucha credibilidad, las cuales han sido bien sopesadas dentro del marco de un riguroso análisis técnico y científico.
Pero nada de lo anterior ha bastado para que se escojan o se acaten los consejos más sesudos y sopesados imbuidos del bien común ya que siempre ha primado la mala fe, la desconfianza, el engreimiento, la falta de humildad y sobre todo la prepotencia.
Esto así debido al endiosamiento que surge cuando los seres humanos se enquistan en el poder creyéndose privilegiados, afortunados y predestinados por el Dios Todopoderoso para servirse de manera particular del poder y las riquezas terrenales.
Su dilatada permanencia en la administración del Estado les ha llevado a creer que son los tenedores de las verdades absolutas subestimando a todo aquel que les rodea y donde prima el creerse que son perennes en el tiempo.
Qué pena ya que todo en la vida llega a su final y se olvidan de que nadie sale vivo de esta tierra. Llegan al extremo de no temerle a la existencia de un ser sobrenatural, creador de todo cuanto disponemos en esta vida, sentimiento que cambia en el ocaso de la existencia de cada ser humano.
Los años desgastan, debilitan, doblegan y hacen sucumbir todo el orgullo que en principio rodea al ser humano.
Una de las tantas críticas constructivas hechas a las actuales autoridades gubernamentales han sido las relativas a que no se despilfarren los recursos del Estado de forma alegre y sin ninguna calidad y aquellas que como consecuencia de la anterior llevan a las autoridades a endeudarse constantemente y progresivamente.
He ahí el caso de informaciones recientes relativas a que en tan solo tres años el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) presidido por el señor Danilo Medina Sánchez ha concertado instrumentos de deuda a largo plazo (bonos) por el orden de los US$8,400 millones excluyendo de este monto la ley de bonos por RD$114,500 millones para financiar el Presupuesto General del Estado del año 2016, entre otros préstamos.
Lo triste es que todo ese dinero en préstamo o compromiso de deuda pública debe honrarlo la población dominicana incluyéndose la más vulnerable a través del pago de más impuestos que empobrece a los más desafortunados.
Los organismos internacionales, los agentes económicos, los partidos de oposición y el pueblo en general se manifiestan preocupados por el crecimiento descontrolado de la deuda pública del país la cual ronda ya el 51% del Producto Interno Bruto y disponerse de más del 42% de los ingresos tributarios para honrar el servicio de la misma.
Pero como nada es nada y los consejos siguen cayendo en el vacío o se convierten en voces en el desierto esperemos entonces qué decidirá la población dominicana el próximo 15 de mayo de 2016 durante las elecciones nacionales.
Seguir por este derrotero que conducirá a los dominicanos al abismo o por el contrario el pueblo escogerá nuevos administradores de la cosa pública que le impriman un giro de 360 grados a la situación actual preñada de los escándalos más inauditos jamás vistos y oídos en el seno de la sociedad dominicana. El pueblo tiene la última palabra.