Por Félix Santana García
Durante el transcurrir de los últimos años enfrentamientos entre funcionarios, economistas y financistas del sector público y la oposición política, agentes económicos, público en general, periodistas, articulistas, economistas y financistas del sector privado de la República Dominicana, se han recrudecidos a tal punto que el país se encuentra en una encrucijada sobre a quién creer en relación a si la economía realmente ha crecido y si las finanzas están siendo bien administradas.
Los últimos informes económicos del sector público registran que la economía ha crecido un 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en promedio, información que año tras año es motivo de discusión ya que mientras el Gobierno Dominicano comunica que el país se encuentra en pleno ciclo económico de estabilidad o bonanzas, el pueblo y entendidos en la materia expresan que no es así ya que dicha prosperidad no se refleja de forma integral y equitativa entre los todos los dominicanos.
En lo que uno y otro sector del lar nativo desarrollan dichos enfrentamientos, organismos internacionales de financiamiento llaman la atención al Superior Gobierno para que ponga en orden las finanzas dominicanas.
Mientras siguen los referidos enfrentamientos, el Banco Mundial (BIRF), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llaman también la atención a las autoridades de turno para que el nivel de deuda sea controlado.
Pero a nada de esto el Gobierno Dominicano presta atención pués el proceso de endeudamiento sigue incrementándose de forma galopante sin que le preocupe la posibilidad de que en el país surjan incumplimientos de pagos del servicio de la deuda o al país se declare en default lo que traería a la nación dominicana contratiempos y el descredito financiero internacional y por supuesto traería problemas sociales, económicos y políticos.
No ha sido ni una ni dos veces que se trae a colación que el país presenta dificultades financieras y que siempre las autoridades gubernamentales han tratado de encubrir a los fines de presentarse como buenos y eficientes administradores de la cosa pública.
Ante tal situación de debilidad financiera se ha aconsejado o asesorado a las autoridades dominicanas para que no continúen formulando y ejecutando presupuestos deficitarios que dan lugar a nuevos endeudamientos y por supuesto a más impuestos que la población ya no soporta pagar lo que se traduce en una vida más precaria y calamitosa para el pueblo dominicano.
Mientras se aconseja al Gobierno de que no continúe aplicando nuevos impuestos a los dominicanos este procede como si no se estuviese hablando respecto al sector público que las autoridades administran.
El Gobierno le huye como diablo a la cruz el revisar y disminuir los gastos clientelistas, superfluos y parasitarios debido a que los mismos tienen un alto costo político y prefiere mantener el poder político a pesar de la mala vida que llevan los dominicanos especialmente los habitantes de los campos.
Mientras el Gobierno vende la idea de que los dominicanos en su conjunto se encuentran muy felices este esconde la realidad mostrándose como los mejores administradores del Estado que registra la historia dominicana.
Mediante contabilidad y presupuestos creativos, en lo que va de año, en apariencia se disminuye el déficit fiscal, presentando superavit primario al restringir los gastos de capital o inversiones a largo plazo al aplicar artimañas para aparentar una eficiencia y efectividad que no pueden defender.
Las cifras reales de enero a mayo del año en curso son reveladoras de la verdadera situación financiera del país ya que un 22% o unos RD$20,000 millones de los ingresos ordinarios del Gobierno se han utilizado en el pago de intereses de la deuda y todo producto de una mala gestión financiera del Estado, con altos gastos y un sistema tributario con altas tasas impositivas acompañadas de una corrupción incontrolable que envía a los bolsillos de los corruptos más de RD$30,000 millones mal contabilizados. El monto de la deuda pública consolidada pasa del 50% del Producto Bruto Interno (PBI) y todos los días va en aumento.
Ante esta lúgubre situación financiera el país se acerca a un peldaño negativo posiblemente explosivo y poco manejable sin que estos comentarios se conviertan en malas premoniciones o aves agoreras o de mal agüero.
Continúan los consejos, las asesorías gratuitas de sectores sensatos de la nación dominicana para que se ponga coto a la señalada situación pero ninguno de estos inmutan a las autoridades dominicanas, mientras la misma les garantiza mantenerse en el poder a como dé lugar, vendiendo ilusiones, espejismos o falsas realidades.
¿Cuándo las autoridades respetarán las leyes y se alcanzará un nivel de desarrollo que garantice institucionalidad al país, evitando llover sobre mojado o mantenerse en un círculo vicioso año tras año?
En realidad no hay tal mejoría financiera ya que todo se traduce en una simple caricatura o en una pantalla con antirreflejos que evita asimilar las críticas constructivas que puedan mejorar la maltrecha situación financiera de los dominicanos.
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