Por Lic. Félix Santana García
Aunque el oficialismo pregone a los cuatro vientos que la deuda pública haya bajado ligeramente en una fecha determinada del tiempo esta vuelve a subir ya que el modelo económico-financiero del actual Gobierno Dominicano se fundamenta en registrar cada año déficits fiscales para hacer frente a los gastos exorbitantes y de baja calidad que ejecuta.
No puede haber salud financiera si las operaciones gubernamentales son financiadas con dinero ajeno o prestado y no con ahorros internos.
Se podrá decir que hay un nivel de deuda consolidada sostenible pero cuando esta representa, como sucede en la actualidad, más del 50% o 55% de todo lo que produce el país (PIB) y haya que disponer de un 42% de todas las recaudaciones tributarias que se captan, las cosas no pueden marchar bien.
Personas al servicio del gobierno tratan de retorcer la realidad mediante mentiras, subterfugios o informes creativos aprovechándose de la debilidad en el conocimiento de las finanzas o cultura financiera que tiene un pueblo que apenas puede cubrir con mucho esfuerzo uno o dos bocados de comida de baja calidad nutritiva y relegar sus demás necesidades perentorias para un futuro incierto.
En términos absolutos la deuda subió US$950 millones en relación al 2013. Por conveniencia, equivocación voluntaria o falta de conocimiento, los representantes del gobierno siempre relacionan el nivel de endeudamiento público ocasionado por los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con el Producto Interno Bruto (PIB).
Lo correcto sería determinar esta razón o índice de endeudamiento mediante la relación deuda pública entre recaudaciones tributarias debido a que con estas últimas es que realmente se pagan dichos compromisos.
Hasta tanto el gobierno no mejore sus ingresos tributarios de tal manera que sea capaz de cumplir con sus obligaciones de pago de intereses y pagos fijos a un nivel consistente respecto a sus finanzas estará siempre tomando dinero prestado para cubrir intereses y con mucho esfuerzo pagar amortizaciones o aplicaciones financieras.
Se afirma que la pírrica disminución de la deuda pública del país solo se advierte en términos porcentuales, lo cual es debido a estimarse un mayor crecimiento del Producto Interno Bruto pero no porque haya habido una significativa disminución absoluta de dicha deuda.
Se informa que al 31 de diciembre de 2015 el saldo de la deuda pública no financiera, tanto interna como externa totalizó US$24,154.6 millones, superior en US$246.6 millones respecto al 30 de septiembre de 2015 (US$23,908.0 millones), lo que es igual a un incremento de 1.0%.
A la fecha indicada, 31 de diciembre de 2015, según la Dirección de Crédito Publico, el 66.4% de la deuda era externa, la cual ha ido en aumento no obstante estimarse que el costo de los dolares o moneda en la que mayormente están expresados los mayores compromisos o deuda del país irá en aumento conforme lo expresado por la presidente del Federal Reserve Bank of New York (Banco Central de los EE.UU.) la señora Yanet Yellen.
De manera que los costos de la deuda externa dominicana han comenzado a incrementarse desde que en diciembre 2015 la Reserva Federal de los Estados Unidos resolutó aumentar los tipos de intereses de 0.25% a 0.50% y que en los próximos meses continuarán subiendo, no obstante la volatilidad de los mercados de capitales.
En finanzas solo es saludable endeudarse cuando el costo de capital promedio ponderado (CCPP) o WACC (en sus siglas en inglés) es inferior al rendimiento que se obtendría al invertir el dinero en los sectores económicos.
No ha valido que destacados economistas, financistas, estudiosos sobre la materia e inclusive un premio nobel en economía (Paul Krugman) hayan recomendado al gobierno dominicano cautela en su endeudamiento externo pero lo que prima en el gobierno es mantener en el poder al señor Danilo Medina Sánchez cueste lo que cueste, por encima del bienestar de la población más vulnerable, mientras ellos se sirven con la cuchara grande, a sabiendas de que todo endeudamiento al final se paga con más impuestos, los cuales disminuyen la liquidez de los bolsillos de los dominicanos.
Se insiste cotidianamente que se legisle a favor de que haya un nivel de deuda sostenible con el crecimiento de la economía o Ley de Responsabilidad Fiscal pero nada de esto es importante como tampoco ha sido importante legislarse en otros aspectos, tal el caso de la Ley de Partidos.
Lo triste, frustrante, lúgubre y pesado sería para los dominicanos de a pie, tener que pasar por la pesadilla de vivir cuatro años más en el hipotético caso de que las actuales autoridades se mantengan en el poder.
El dominicano debe abrir sus ojos y comenzar a actuar en función de su porvenir y no en resolver el problema de un día al recibir las acostumbradas dádivas que las autoridades públicas entregan en tiempo de campaña electoral.