El Déficit fiscal una necedad

Por: Lic. Félix Santana García

El tratar de forma recurrente el tema del déficit fiscal realmente cae en necedad, en repetitivo, en ser monotemático,  en llover sobre mojado, en analizar un tema que no tiene nada de científico, en hablar sobre un tópico que todos conocen como abordarlo para corregirlo, pero quienes están llamados a superarlo se hacen los desentendidos por conveniencia, omisión o desconocimiento.

Quien no sabe que el  gastar más dinero del que se percibe arroja esto un faltante sea por el método de lo percibido o por lo devengado. Por el método de lo devengado puede que haya un superávit al registrarse ingresos superiores a los que podrían ingresar en un periodo futuro especifico o registrarse un déficit o faltante al contabilizarse gastos futuros por encima a posibles ingresos.

Pero el hecho de hacer uso del método de lo devengado se registran ingresos y gastos concertados pero no realizados o registrados en caja como un hecho, mientras el aplicarse en el método de lo percibido solo se tomaran en cuenta los ingresos y gastos que afectan los ingresos y salidas de caja o banco que realmente se han efectuados.

Puede haber déficit y/o superávit dependiendo del comportamiento de los ingresos y egresos y conforme el método de registro utilizado (percibido o devengado).

La Dirección General de Presupuestos de la República Dominicana (Digepres) registra los ingresos por lo percibido y los gastos por lo devengado, mientras el Banco Central del país registra los ingresos y egresos por lo devengado. Lo anterior da lugar a que surja disparidad de resultados o criterios entre una institución y la otra, es decir, que una presente superávit y la otra institución déficit o viceversa.

No es un secreto que las autoridades gubernamentales privilegian el gasto corriente o de corto plazo por encima del gasto de capital o de largo plazo ya que éstas se sustentan en el poder mediante el clientelismo político o nominas parasitarias, transferencias, subsidios, gastos publicitarios propagandísticos de su gestión y por supuesto por  desvíos de fondos no registrados los que se tipifican como corrupción.

El hecho de que haya un aumento de la corrupción es motivo de que las autoridades gubernamentales no puedan exhibir moral para aumentar las recaudaciones impositivas o presión fiscal ya que el desvío de fondos  genera desconfianza entre los contribuyentes en seguir pagando más impuestos.

Se podrán aplicar reformas tributarias o aumento de recaudaciones fiscales pero como se sabe el problema no radica en los ingresos sino en los gastos. Nunca se podrá tener un presupuesto equilibrado o con  superávit sino se aplica una efectiva gestión fiscal.

Muchos economistas justifican los déficits fiscales en un ambiente de pulcritud no así en un mundo de corrupción o despilfarro de recursos.  Se sabe que los habitantes de un país requieren continuamente que se les satisfaga sus necesidades más perentorias, las cuales periodo tras periodo van en aumento, pues siempre hay necesidades insatisfechas desde la creación misma del mundo.

Lo anterior es cierto pero si se distribuyen las recaudaciones de forma justa y equitativa se podrá tener un manejo eficiente y efectivo de los  recursos que siempre son escasos  pues las necesidades siempre están por encima de los ingresos.

Se repite una y otra vez que hay déficit  fiscal el cual obliga a aumentar la deuda pública pues para financiar los faltantes de recursos presupuestales hay que recurrir a los préstamos que muchas veces aumentan estos déficits ya que el dinero prestado que se toma para pagar otras deudas aumenta el pago del servicio de la deuda.

El tanto hablar de lo mismo hasta cansa, pues todo humano sabe que para llevar una vida equilibrada sin sobresaltos lo único que se debe de hacer es aplicar la disciplina en el gasto.

Podrán aumentar los ingresos respecto a igual periodo de un año a otro pero hasta que no haya planificación, organización, disciplina y frugalidad en los gastos no se alcanzarán las metas y objetivos propuestos.

Se advierte, que no es nada del otro mundo lo aquí tratado, sino una debilidad que se puede corregir entre seres humanos. Ahora, cuando no hay voluntad política o se actúa solo en búsqueda de objetivos y metas a favor de particulares por encima del bien común nada se podrá lograr en ese sentido.

Se podrá pensar que las autoridades no han empleado técnicos debidamente calificados para ejercer sus funciones en el orden fiscal pero lo que sucede cuando los gobernantes de turno persiguen fines personales es que se hacen los desentendidos o no aludidos entreteniendo o desviando la atención de la población con temas baladíes.

Con tales temas las autoridades persiguen ganar tiempo para la obtención de sus intereses o juegan con el tiempo para que un pueblo olvide sus reclamos, posponiendo estos para tiempos de campaña ya que el que tiene el control de las finanzas subyuga al desposeído  sometiéndolo a la esclavitud de sus designios.

De manera que ese es el meollo del tema convirtiendo los déficits fiscales en una necedad de parte de las autoridades pues estas saben más que nadie como controlar los faltantes de recursos cuando se actúa con transparencia y deseo de gobernar a favor del bien común.

Imagínense el hecho de que las autoridades busquen encarecidamente la relección en sus cargos, ¿qué sucederá con el Presupuesto General del Estado, cuando en periodos regulares los déficits son pronunciados que pasaré entonces con los gastos corrientes?, que se incrementarán, produciendo otro gran hoyo fiscal, tal el caso de finales del año 2012, el cual se disparó a la suma astronómica de más de RD$175,000 millones  que aún los dominicanos pagan con más impuestos.

De tal forma, solo resta pedir al Todopoderoso que se apiade de los dominicanos para que evite una nueva relección de las actuales autoridades, la que ya  hace asomo de producirse, no obstante la actual  constitucional lo prohíbe, que de esto suceder, el pueblo dominicano tendrá más impuestos y un costo de vida  mucho más alto.

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