El efecto de las leyes anti-tabaco en America Latina

Por Rocío Aguilera García.

El tabaco es la causa singular de mortalidad más prevenible en el mundo de hoy en día. En los últimos diez años, el impacto que el consumo del tabaco ha tenido en la esperanza de vida de los hombres es de 2 a 6 años de vida perdidos y es muy probable que estos efectos se incrementen, particularmente para las mujeres. La edad de inicio es cada vez menor, de 2009 a 2015 la edad promedio de consumo global de tabaco se redujo de 17.6 a 16.5 años.

La semana pasada, el 31 de mayo, se celebró el Día Mundial Sin Tabaco para hacer hincapié en los riesgos a la salud que representa el consumo del tabaco. En este 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco, hizo un llamado a todos los países a prepararse para implementar medidas puntuales dirigidas a disminuir el consumo de los productos del tabaco.

Desde el año 2004 se estableció el Convenio Marco para el Control del Tabaco, el primer tratado negociado bajo los auspicios de la OMS elaborado en respuesta a la globalización de la epidemia del tabaquismo. El tratado confirma el derecho de todas las personas a tener el mejor nivel de salud posible y representa un cambio de paradigma en el desarrollo de una estrategia de reglamentación integral para abordar el tema del uso de las sustancias adictivas.

A diferencia de tratados previos, este convenio establece la importancia de implementar medidas integrales enfocadas a reducir la demanda y la oferta de productos adictivos como el tabaco. El tratado entró en vigor en febrero de 2005 y actualmente cuenta con 168 países signatarios, entre ellos 21 países de la región de Latinoamérica y el Caribe.

El tabaquismo lleva a la muerte por cáncer, enfermedades respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Un elevado porcentaje de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica y por enfermedad cardiovascular precoz ocurren también por esta causa. Si las tendencias actuales siguen su curso, para 2030 el tabaco matará a más de ocho millones de personas cada año.

El consumo del tabaco no sólo trae grandes riesgos a la salud de las personas, sino representa altos costos de atención médica para el sector público, lo cual ocurre a pesar de que existen medidas efectivas para controlar su consumo. Para tener un impacto en el mejoramiento de los estilos de vida, es recomendable que los países implementen distintas políticas capaces de afrontar los múltiples riesgos asociados al consumo del tabaco.

En Latinoamérica, la tendencia del tabaquismo en general va en aumento, aunque hay amplia variabilidad entre hombres y mujeres. La prevalencia del consumo del cigarrillo entre hombres varía de 9% en Panamá a 66% en República Dominicana, y entre mujeres de 3% en Panamá a cerca del 37% en Chile.

Al comparar estas cifras con las de países desarrollados se observa que en nuestra región existe una clara tendencia ascendente en hombres y mujeres. Esto significa que la mortalidad atribuible al uso del cigarrillotodavía no se encuentra en su nivel más alto, lo que se traduce en la necesidad de reforzar las medidas de prevención y reducción de uso de tabaco. En muchos países la curva más ascendente se observa entre los grupos más vulnerables de la población: los adolescentes, adultos jóvenes y mujeres.

A lo largo del tiempo la propagación de la epidemia del tabaco se ha facilitado por una diversidad de factores, como la liberalización del comercio, la mercadotecnia mundial, la publicidad, promoción y patrocinio de transnacionales del tabaco y el movimiento internacional de contrabando y falsificación de cigarrillos. En respuesta a ello, los países han reaccionado implementando medidas con resultados muy variados. Muchas de estas medidas se contemplan dentro del Convenio Marco de la OMS e incluyen:

-Control de precio y medidas fiscales para reducir la demanda de tabaco.

– Medidas enfocadas a reducir la demanda como:

  • Protección contra la exposición al humo del tabaco
  • Reglamentación en el contenido de los productos de tabaco
  • Lineamientos sobre la información divulgada en los productos de tabaco
  • Empaquetado neutro y etiquetado de los productos de tabaco
  • Educación, comunicación, formación y sensibilización pública
  • Publicidad, promoción y patrocinio del tabaco

-Medidas de reducción de la demanda concernientes a la dependencia y cese del tabaquismo.

-Medidas enfocadas a la reducción del suministro como:

  • Control del comercio ilícito de productos de tabaco
  • Ventas a menores
  • Prestación de apoyo para actividades alternativas económicamente viables

políticas control tabaquismo

El incremento al precio de los productos de tabaco ha demostrado ser el método que por sí solo logra reducir más efectivamente el consumo. Existen pruebas contundentes de países en todos los niveles de ingresos de que la adopción de estas medidas como el incremento de los impuestos a los cigarrillos es altamente efectiva para la reducción del consumo.

Asimismo, existe un argumento económico sólido para que los gobiernos apliquen impuestos más altos, dados los efectos negativos ampliamente documentados del consumo de tabaco en el estado de la salud de la población y la productividad económica, tanto en el ámbito individual como en el nacional.

Aumentar los impuestos al consumo de manera tal que los impuestos totales representen el 75% del precio de venta al público, es compatible con las mejores prácticas internacionales y es característico de los países con políticas exitosas de control del tabaquismo.

Esta medida puede evitar casi 1 millón de muertes prematuras causadas por enfermedades relacionadas con el tabaquismo en poblaciones de países como México y Chile. Lo más importante es que una reducción en el tabaquismo mediante una política fiscal robusta crearía una situación de doble beneficio: aumentaría el ingreso fiscal y reduciría el uso del tabaco y consecuentemente su efecto negativo en la salud y la economía.

Muchos países de Latinoamérica han adoptado otras medidas, como las restricciones de humo en lugares públicos, con resultados muy prometedores. Por ejemplo, Uruguay implementó en 2006 la prohibición de fumar en lugares públicos y centros de trabajo. Fue el primer país de Latinoamérica y el 4º a nivel mundial en hacerlo. En el año 2000 Uruguay tenía el primer lugar de fumadores en la Región y el primer lugar en cáncer de pulmón en hombres.

Una encuesta realizada en 2010 reveló una reducción de 22% en las admisiones hospitalarias por este padecimiento debido a la implementación de la medida. Después de Uruguay, en un periodo de 10 años, más de 20 países de la región se han unido a la iniciativa de lugares públicos libres de humo.

Recientemente la OMS reveló que 1 de cada 4 muertes a nivel global pueden atribuirse a vivir o trabajar en ambientes contaminados. Entre las 10 causas principales de muerte, siete se vinculan al consumo del tabaco. Será muy difícil lograr una reducción en este tipo de muertes sin una implementación adecuada de políticas públicas con un enfoque multisectorial.

Es imprescindible que los países reconozcan que el consumo del tabaco es el factor de riesgo más común en todas las enfermedades crónicas, las cuales afectan ya desproporcionadamente a los países de ingresos bajos y medios cobrando la vida de más 36 millones de personas al año.

Aun cuando en la actualidad se recolecta diversa información que permite tener un panorama general del efecto de las medidas anti-tabaco para poder medir con claridad los efectos puntuales de cada estrategia adoptada, es necesario que los países adopten formas estandarizadas de recolección y reporte de la información.

Los invito a expresarse a favor de las iniciativas anti-tabaco dejando sus comentarios en la sección aquí debajo o a través de Twitter mencionando a @BIDgente. Una simple medida puede contribuir a salvar miles de vidas.

Rocío Aguilera García es maestra en salud pública y actualmente trabaja en el BID como consultora en la División de Protección Social y Salud en la oficina de México

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