Usted entra a una tienda y el mostrador tiene un letrero de un especial que dice “Se vende 1 camisa por $20 pesos”. Como el precio es bastante atractivo, usted, y muchas personas más, tratan de comprar la camisa. Pero la tienda tiene una cantidad reducida de camisas para vender a ese precio. Desde que venda las de ese especial, entonces el resto se las venderán a precio regular.
Si usted va a comprar la camisa y se da cuenta de que ya no quedan más en especial, ¿consideraría eso como una escasez de camisas en el mercado?
En esencia eso es lo que ha pasado en los últimos años con el mercado cambiario en el país, principalmente con la venta de dólares. Cada cierto tiempo se repite la misma historia: se anuncia en la prensa la preocupación de empresarios por las listas de espera para comprar las divisas, se dice que no hay escasez de divisas y este hecho se atribuye a factores coyunturales internos o externos. Las listas de espera persisten, el Banco Central decide vender una cantidad de dólares para mitigar esos “factores coyunturales”, y el mercado se tranquiliza por un tiempo, hasta que se vuelve a repetir la historia.
En esta semana ocurrió de nuevo una inyección de dólares por parte del BC motivada por la preocupación de los empresarios, ya no sólo por las listas de espera, sino por la proliferación de un mercado negro para la compra y venta de divisas que no se consiguen en el mercado oficial.
Como se puede apreciar en el gráfico, desde el año 2015 hasta la fecha se han hecho cuatro intervenciones cambiarias de manera explícita (anunciadas al público) para controlar el ritmo de la depreciación o para reducir la espera para la compra de dólares.
No conocemos el criterio utilizado por el BC para determinar el monto de las intervenciones, pero evaluando las cuatro últimas, éstas representan entre un 0.7% y un 1.3% del monto total transado de venta en los 12 meses previos a la intervención.
Dado que la depreciación anual desde el 2014 ha estado por debajo de lo establecido en el presupuesto nacional, los montos de intervención sugieren que, con una tasa ligeramente superior a la actual, se podrían evitar las distorsiones y la incertidumbre que crean las listas de espera y las restricciones de compra de dólares que se establecen en el mercado oficial.
Como hemos analizado en entregas anteriores (aquí y aquí), el problema no es de si hay dólares suficientes en el mercado, es del precio al que se pretende vender sin restricciones. Si no hubiera dólares en el mercado, entonces no se desarrollaría un mercado negro, donde un agente económico que esté dispuesto a pagar más por la divisa la consiga. Dólares hay, pero no a la tasa oficial.
En la economía todo tiene un costo y, para mantener un tipo de cambio tan controlado, es necesario aumentar las tasas de interés o limitar la movilidad de capital. ¿Qué prefieren?