Por Félix Santana García
Son muchas las personas que a diario son timadas financieramente las cuales son sorprendidas en su buena fe o debido a su poca o ninguna formación financiera las que de forma incauta han perdido hasta sus ahorros que han logrado con muchos esfuerzos, sacrificios y tiempo.
Como las personas en su gran mayoría desconocen el A, B y C de las finanzas hoy se lamentan de haberlo perdido casi todo en la vida y se han visto precisados comenzar su vida financiera en cero nueva vez.
Es el caso de personas humildes las que no han tenido ni la más mínima formación financiera y mucho menos, no obstante su edad biológica, no han tenido la oportunidad de adquirir conocimientos acerca del arte y la ciencia de administrar el dinero.
Pero eso no es nada, se han dado muchos casos que, inclusive, personas que han alcanzado títulos universitarios en áreas no relacionadas a las finanzas que carecen de los conocimientos para multiplicar en el tiempo el dinero que han logrado con mucha destreza o habilidades pero debido a su falta de conocimiento financiero lo han perdido todo en un santiamén.
A diario personas que aparte de no poseer los conocimientos básicos o fundamentales para desenvolverse en el ámbito de los negocios o en la administración del dinero que, con duras penas han podido acumular, se muestran renuentes a ser asesoradas u orientadas.
No son dos ni cinco las personas que después de haber pasado muchos años en el país o en el extranjero a su regreso se han acercado a personas que tienen menos conocimientos acerca del arte de manejar recursos financieros.
Personas que se auto titulan como expertas en el mundo de los negocios suelen aconsejar a otras que son verdaderas máquinas de hacer dinero pero no entienden como multiplicar el dinero en el tiempo.
Lo grande de todo esto es que quienes les aconsejan realizar una inversión son hasta familiares o amigos cercanos que no poseen la competencia para poder orientales acerca de la factibilidad de ejecutar un proyecto.
Lo triste es que sin aplicar técnicas de evaluar financieramente un proyecto los tenedores de recursos o inversionistas potenciales se han dejado arrastrar por desaprensivos o individuos que pasan las 24 horas analizando como engañar a los demás.
Por sus habilidades en estafar han llevado a inversionistas incipientes a comprar negocios solo por el hecho de que los mismos han tenido flujos de efectivo sostenidos por algún tiempo pero desconocen el riesgo que acompañan tales actividades financieras.
Se recuerda que hay un dicho en finanzas que expresa que no todo el dinero se coloca en una sola canasta o dicho de otra forma que todos los huevos no deben colocarse en una sola canasta debido a que el riesgo se concentra en una sola inversión.
Es por ello que se habla de que más vale pájaro en mano que cien volando y que el riesgo debe diversificarse a través de inversiones en varios instrumentos financieros o cartera de inversiones a los fines de distribuir el riesgo que siempre está latente v va constantemente de la mano con rendimiento.
Conocedores del arte y la ciencia de administrar el dinero enseñan como minimizar el riesgo de una cartera individual o inversión única mediante técnicas estadísticas como la desviación estándar y el coeficiente de variación a los fines de poder enfrentar el riesgo financiero de dicha inversión.
El riesgo siempre está presente pero se logra controlar o minimizar después de conocerse el posible rendimiento que reportaría una inversión, estableciendo la variación existente entre el rendimiento de mercado y el rendimiento que se espera obtener al realizar la inversión que multiplicada por las probabilidades de alcanzarse se obtiene la varianza y posteriormente la desviación estándar.
Obtenida dicha desviación se puede tener una idea de por dónde andaría el riesgo y mucho más si se divide dicho riesgo entre el rendimiento que se espera para obtener el coeficiente que indicará la variación que hay entre el posible rendimiento y la posible pérdida que surgiría.
Son muchos los conocimientos financieros que se podrían obtener o aprender desde los primeros años de vida si las autoridades educativas del país hacen conciencia de ello e incluyen en las curriculas de la educación básica una disciplina que inicie o introduzca a los niños en el aprendizaje del arte y ciencia de administrar el dinero.
Lo mismo se haría con sus padres a través de charlas como las que organizan actualmente instituciones financieras a favor de sus clientes y así el aprendizaje sería mucho más efectivo en las nuevas generaciones.
Esto porque no hay una sola actividad humana que no conlleve el uso del dinero y de esta manera se lograría tener personas que hagan uso más frecuente de los intermediarios financieros o puedan bancarizarse al tiempo de que tendrían mayor capacidad para defenderse de las personas que buscan siempre sacarles el mayor provecho a los más incautos.
Con lo anterior se estaría reforzando el conocimiento financiero de la población. Y tal como expresó recientemente la Subsecretaria de Hacienda y Crédito Público de México, Vanessa Rubio Márquez, “que como las decisiones financieras del presente impactarían en el patrimonio a mediano y largo plazos se tendría una mejor la calidad de vida en los individuos en el momento de su vejez”