HARARE. Una década después de que la hiperinflación alcanzara su punto álgido en Zimbabue, con un estimado de 500,000,000,000 %, la economía del país todavía sigue en ruinas, siendo incapaz de financiar los servicios públicos básicos, con una enorme tasa de desempleo y emigración.
Este largo y doloroso calvario de Zimbabue es una desdichada lección para Venezuela, que recurre a las devaluaciones monetarias en una apuesta desesperada del gobierno de Caracas para enfrentar la hiperinflación.
Los precios al consumo en Zimbabue se descontrolaron en una espiral entre 2008 y 2009, cuando el dólar local perdió valor, algo provocado en parte por la expropiación de granjas que eran propiedad de blancos.
Según la producción agrícola caía en picado, el gobierno de Robert Mugabe imprimía enormes cantidades de dólares zimbabuenses, en un intento fallido de zafar de la crisis.
Las tiendas subían los precios de los artículos varias veces al día y, en 2008, se creó un billete de 100 billones de dólares, aunque apenas se podía comprar una barra de pan ya que los suministros se agotaron y la economía sufrió una implosión.
Después de varias drásticas devaluaciones, Zimbabue abandonó su moneda en 2009 y adoptó el dólar estadounidense.