Modelos dominicanas triunfan ante racismo

Unas cuantas trabas se interponían entre Lineisy Montero y una carrera de supermodelo. Para empezar, a ella no le interesaba. Es tímida. No le gusta maquillarse. Se caía al intentar caminar con tacones. Y en su natal República Dominicana, las chicas como ella generalmente no son consideradas bellas.

Montero era una muchacha de 14 años, flaca, morena, mucho más alta que sus compañeras de escuela, que siempre llevaba su cabello en un afro o pajón, como le llaman, despectivamente, al pelo crespo en su país. Un día, en un parque de diversiones de Santo Domingo, un misterioso hombre que la asustó al perseguirla por un largo rato, resultó ser un cazatalentos de una agencia de modelaje.

El le dijo a mi mamá ‘mire su hija es alta y linda, puede ser modelo’ ”, recordó Montero, de 19 años de edad, en una entrevista reciente desde Nueva York, donde reside cuando no está trabajando en París. “Mami y yo lo miramos como que estaba loco. Mami le dio su teléfono, pero no le hicimos mucho caso. La verdad es que no le creímos”.

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