Cuando alguien deja de fumar, su riesgo de desarrollar problemas de salud y enfermedades relacionadas con el tabaquismo no desaparecerá de la noche a la mañana, pero disminuirá con el tiempo. Cuanto más tiempo han fumado y más cigarrillos fuman durante el mismo, mayores son sus riesgos. Así lo evidencian datos científicamente sustentados que también revelan que después de los primeros días de que alguien deja de fumar, su exposición a sustancias tóxicas se reduce considerablemente y dentro de tres a seis meses pueden notar una disminución en su tos y dificultad para respirar. Por eso es tan importante que un fumador deje de fumar lo antes posible.
La mejor opción que un fumador puede hacer es eliminar el cigarrillo por completo, pero no todo el mundo que fuma hace esa elección. En los últimos años, se han desarrollado productos alternativos a los cigarrillos, para aquellas personas que de cualquier forma seguirán fumando. “Elegir usar estos productos es mejor que seguir fumando porque no queman tabaco, aunque es importante que cada producto se verifique científicamente para determinar exactamente cuánto mejor se comparan realmente con los cigarrillos”, explica Yocasta Gil, Gerente de Asuntos Científicos de PMI para Centroamérica y Caribe.
Dentro de estas alternativas están los productos de tabaco calentado. De acuerdo con el estudio “Efectos de cambiar a Productos de Tabaco Calentado en Biomarcadores Biológicamente Relevantes” (Short-term effects of switching | PMI Science), publicado por la Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, después de seis meses de cambiar completamente a productos de tabaco calentado, los usuarios pueden experimentar beneficios relacionados con el pulmón.
“Lo que podemos ver claramente en este resumen de nuestra investigación es cómo el riesgo de salud de un fumador puede variar con el tiempo después de cambiar por completo a productos de tabaco calentado. Vemos que los niveles de monóxido de carbono disminuyen, la respiración se vuelve más fácil, la tos y la inflamación disminuyen, y el colesterol mejora para aquellos fumadores que hicieron el cambio”, explica Gil.
Reducción del monóxido de carbono en la sangre
El monóxido de carbono (CO) se libera durante el proceso de combustión, que sucede mientras el cigarrillo es encendido. Cuando el fumador inhala un cigarrillo, el CO entra al cuerpo y los glóbulos rojos que normalmente llevan oxígeno comienzan a transportar CO en su lugar. Esto reduce la cantidad de oxígeno que se entrega en todo el cuerpo. El CO también se produce naturalmente en el cuerpo cuando la hemoglobina -la parte que transporta oxígeno de los glóbulos rojos- se descompone. “Pero la exposición continua a niveles bajos de CO, como sucede en los fumadores, puede llevar a una reducción de la capacidad de ejercicio, la progresión de la aterosclerosis y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”, explica la experta.
“Pocos días después de cambiar de cigarrillos a productos de tabaco calentado, el cuerpo se expone a niveles más bajos de CO, produciendo un promedio de 98% menos de CO en comparación con los cigarrillos”, reseña el estudio, publicado por la American Association for Cancer, el cual revela, además, que participantes que cambiaron de cigarrillos a productos de tabaco calentado vieron una caída significativa de los niveles de CO medidos en la sangre después de sólo 24 horas de cambio. Esa reducción fue casi la misma que la observada en quienes dejaron de fumar.
Niveles mejorados de colesterol
Fumar cigarrillos cambia la forma en que el cuerpo metaboliza el colesterol, generalmente reflejado por una disminución del colesterol bueno en el cuerpo. HDL (lipoproteína de alta densidad) se conoce como «colesterol bueno», porque esta proteína recoge el colesterol y otras moléculas en el cuerpo y las transporta al hígado (y ciertos otros órganos) para ser eliminados del cuerpo. Los valores más altos de HDL se asocian con un menor riesgo de aterosclerosis.
En contraste, el LDL (lipoproteína de baja densidad) se conoce como «colesterol malo,» que contribuye a la acumulación de placa. Después de tres a seis meses de cambiar completamente al producto de tabaco calentado, los niveles de colesterol «bueno» mejoran en comparación con el tabaquismo continuo. En estudios realizados por PMI los participantes que cambiaron de cigarrillos a productos de tabaco calentando, vieron reducir sus niveles de biomarcadores de exposición a sustancias químicas nocivas presentes en el humo del tabaco y aumentar el nivel de “colesterol bueno”(HDL), lo que reduce el riesgo de acumulación de placa. Después de seis meses, los participantes que cambiaron mostraron un aumento de 3.09 mg / dL en su HDL. “Este aumento se acercó a los niveles encontrados en personas que cesaron de fumar”, explica el estudio.
Disminución del estrés oxidativo y la inflamación
El estrés oxidativo, que se produce cuando hay un nivel elevado de moléculas altamente reactivas (oxidantes) en las células, está involucrado en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, demencia, inflamación crónica y envejecimiento. El humo del cigarrillo aumenta el estrés oxidativo porque tiene un alto nivel de oxidantes, reduciendo así las defensas antioxidantes. “Dejar de fumar ayuda a reducir el estrés oxidativo”, explica Yocasta Gil. “En nuestro Estudio de Respuesta a la Exposición, después de tres a seis meses de cambiar completamente a productos de tabaco calentado, el estrés oxidativo disminuyó en comparación con el tabaquismo continuado. Aunque esta medición no fue estadísticamente significativa, hubo una clara tendencia a reducir el estrés oxidativo en comparación con el tabaquismo continuado”.
De manera similar, después de tres a seis meses la inflamación relacionada con el tabaquismo disminuyó en aquellos que cambiaron completamente a productos de tabaco calentado, en comparación con aquellos que continuaron fumando.
“Cambiar de cigarrillos a un producto sin humo nunca será mejor para la salud que dejar de fumar y abandonar por completo los productos que contienen nicotina. La investigación discutida aquí demuestra que el cambio a productos libres de humo puede reducir los daños del fumar en comparación con el uso continuado del cigarrillo, y que el impacto del cambio en la salud de una persona se suma con el tiempo. Esta información es la razón por la que respaldamos nuestra afirmación de que dejar de fumar es la mejor opción, y para aquellos que no pueden o no van a dejar de fumar, cambiar a un producto sin humo con un perfil de reducción de daños respaldado por la ciencia es una mejor opción que seguir fumando cigarrillos”, concluye Gil.