El Banco Mundial elevó sus previsiones sobre el precio del petróleo crudo en 2016 a USD 43 por barril, en comparación con USD 41 por barril, después de que el precio del petróleo aumentó el 37 % en el segundo trimestre, debido principalmente a interrupciones de la oferta, en particular por los incendios ocurridos en el noroeste de Canadá y el sabotaje contra la infraestructura petrolera en Nigeria.
No obstante, se prevé todavía que el precio del petróleo será un 15 % más bajo este año que en 2015 a raíz de las cuantiosas existencias, que tardarán algún tiempo en ser utilizadas, según el informe titulado Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los Mercados de Productos Básicos) publicado en julio. Las previsiones revisadas tienen en cuenta un reciente debilitamiento de la demanda de petróleo y la recuperación de la oferta que en parte había sufrido perturbaciones.
Se proyecta que la mayoría de los índices de precios de los productos básicos en su conjunto disminuirán este año debido a la elevada oferta y, en el caso de los productos básicos industriales, a las perspectivas de crecimiento débil en los mercados emergentes y las economías en desarrollo. Aun así, se pronostica ahora que la disminución de muchos productos básicos será menor de lo previsto en las perspectivas de abril.
La disminución de los precios de los productos básicos posterior a 2011 ha influido en gran medida en las perspectivas de crecimiento de las economías en desarrollo y los mercados emergentes exportadores de productos básicos, donde vive más de la mitad de los pobres del mundo. El impacto indirecto del crecimiento más bajo en las economías en desarrollo y los mercados emergentes exportadores de energía y metales puede ser mayor que los beneficios directos de precios al consumidor más bajos.
Además, se prevé que los precios agrícolas bajen menos de lo indicado por las proyecciones de abril. Las perspectivas reflejan una oferta adecuada para la mayoría de los productos básicos, pero también tiene en cuenta la reducción de las cosechas en América del Sur. Se pronostica también que los precios de los productos básicos agrícolas serán contenidos por la disminución del precio de la energía y la estabilización de la demanda de biocombustibles.
Se prevé que los precios de los alimentos en su conjunto aumenten de manera moderada en 2016, pero los precios de los cereales y las bebidas podrían bajar mientras que los precios de los aceites y las harinas subirían. Por su parte, el precio de los fertilizantes podría disminuir en 2016 debido a un exceso de capacidad y una demanda débil, entre otros factores.
Según las proyecciones, la disminución del precio de los metales será más marcada que la indicada por las previsiones de abril, lo que se debe a las perspectivas de atonía de la demanda y a la incorporación de capacidad nueva. El pronóstico del precio de los metales preciosos se revisó marcadamente al alza por las compras de divisa segura en medio de las preocupaciones motivadas por las perspectivas del crecimiento mundial. Para 2017, se prevé una modesta recuperación de la mayoría de los productos básicos a medida que se fortalezca la demanda y se contraiga la oferta.
El informe, que se publica trimestralmente, analiza además la función fundamental que desempeña el precio de la energía en la trayectoria del precio de los alimentos. El auge del precio de los alimentos después de 2006 fue impulsado en parte por el costo más alto de la energía, y se prevé que la debilidad del precio de la energía desde 2014 impedirá también el aumento de los precios de los alimentos básicos en el futuro.
La agricultura requiere un gran consumo de energía: el combustible es un componente clave del costo de la producción y el transporte de los alimentos básicos. Si bien la mejora de las condiciones generales de las cosechas también ha desempeñado un papel en la reducción de los precios, el impacto de los menores precios de la energía ha sido mucho mayor.
El precio de la energía cayó el 45 % en 2015, y según las proyecciones bajará un 16 % este año. Se prevé que el precio de los alimentos alcance un promedio del 26 % por debajo de los máximos alcanzados en 2011. La energía no solo representa más del 10 % del costo de la producción agrícola, sino que las fluctuaciones del precio de la energía afectan los incentivos y el apoyo normativo a la producción de biocombustibles como fuente de energía alternativa al petróleo.
El desvío de algunos cultivos alimentarios hacia la producción de biocombustibles ha sido una importante fuerza impulsora de la demanda de alimentos básicos. Durante la última década, la mayor fuente de crecimiento de la demanda de cereales y oleaginosas fue la producción de biocombustibles.
Además de los costos de la energía, los precios agrícolas también se ven afectados por las fluctuaciones de los tipos de cambio, el PIB y las políticas monetarias, y la relación existencias/uso (medidas de cuán bien abastecidos están los mercados de alimentos con relación a la demanda).
El análisis de estos factores ayuda a explicar la disminución del precio de los alimentos después de 2011. Desde entonces, el precio del maíz ha caído en un 43 %, el del trigo un 42 %, el del arroz un 25 %, y el de la soja un 23 %. Alrededor de la tercera parte de esta caída se debe a la disminución del precio del precio del petróleo. Una sexta parte del descenso es atribuible a un aumento de los ingresos durante ese periodo.