Por Félix Santana García
Es de rigor que al finalizar un año el cual da paso al siguiente o al nuevo se acostumbra analizar el que está transcurriendo y hacer pronósticos positivos o negativos del que iniciará.
La mayoría de las veces se augura un porvenir promisorio, de bonanza, de muchos logros, muchos ingresos, crecimiento económico por encima del actual, terminación de muchos proyectos en proceso, mayor producción, más exportaciones y menores importaciones, menos déficits fiscales y de cuenta corriente, más empleo y mayor consumo interno, disminuir la pobreza, en fin muchas cosas lindas e ilusas sin conocer el comportamiento del entorno interno y externo.
Todo lo anterior está bien que se diga, que se piense, que se sueñe, que se anhele, que se abrigue, que se espere, que se añore al inicio de un lapso, ya que la esperanza es lo último que debe perderse y sobre todas las cosas un pensamiento debe ser tenaz y muy positivo ya que dependiendo de nuestra actitud y aptitud se lograrán los objetivos y metas que se hayan formulados.
Ahora bien, llama mucho la atención que lo anterior se desee alcanzar pero sin que se haya analizado o evaluado el pasado para determinar o conocer cuales desviaciones, variaciones o errores se cometieron o produjeron que evitaron el logro de los mismos a los fines de enmendar los yerros cometidos y fortalecer las debilidades aprovechando las mismas para vencer los nuevos retos.
Es correcto que cuando esté por finalizar un período se analicen tantos los logros como los fracasos de donde surgirán ricas enseñanzas que permitirán obtener mejores y sólidos logros.
El pronunciarse ante un micrófono, un escenario, un foro, una conferencia, ante periodistas, empresarios y público en general y decir que se esperan obtener logros maravillosos, extraídos de la manga de un brujo o mago o simplemente de un sombrero, se piensa que es un acto de tonto o de personas que acostumbran burlarse de la inteligencia de los demás.
Para decir que disminuirán los déficits fiscales y comerciales usted debe formular acciones o estrategias concretas-reales que han de seguirse para alcanzar los logros que se dice se obtendrán de lo contrario todo lo dicho caerá en un simple decir.
Siempre que se formulan objetivos, metas, la misión y visión de una institución o país y no se hacen acompañar de un plan de acción o estrategia todo lo formulado cae en el reino de las maravillas.
Es corriente escuchar que los anhelos, los sueños, los objetivos, las metas sin apoyo financiero es triste poesía o es simple teoría. Es menester que lo que se espera alcanzar se haga acompañar de acciones concretas.
Hay ingresos fijos e ingresos variables. Los primeros están basados en trabajos o labores concretas mientras los segundos tienen su base en la incertidumbre o en lo incierto.
¿Que se ha hecho que merezca mérito para decir que el país o empresa lograrán tales objetivos o metas si no se han corregido los entuertos que impiden obtener lo que se sueña o se avisora?
El caer en esa irresponsabilidad es faltarle el respeto a los demás además es caer en pura demagogia.
¿Qué plan se ha diseñado para decir que el déficit fiscal bajará significativamente a un 2% del PIB si las acciones que conduzcan a ese resultado no se han puesto en práctica? Que la pobreza caerá significativamente de un 35% a un 20% en un lapso de 12 0 24 meses o al cabo de 5 años.
No digamos jamás una mentira si se quiere gozar de credibilidad y respeto de los demás. No se debe jugar con la inteligencia de los seres vivos y menos de los más humildes. Se dice que en la política y en el amor se ofrecen graciosamente muchas villas y castillos pero al llegarse a la realidad todo queda en engaños y fantasías.
Se sabe que hay muchas esperanzas y deseos de lograr muchas cosas pero no hay necesidad de ser sensacionalista aunque en política y en el amor eso es lo que vende pero hay que ser más comedido.
Se entiende que los buenos augurios que se publican al final e inicio de un año se hace a lo mejor para levantar los ánimos pero se puede mal interpretar y cuando no se logra alcanzar se busca una explicación del por qué no se obtuvieron pues el asunto es quedar bien como quiera.
Hay que ser más proactivo y predicar con el ejemplo evitando caer en la demagogia barata o en hablar por decir algo, ya que el ser humano es dueño de lo que dice y esclavo de lo que no debe hablar.
Es mejor actuar y lograr las cosas como sorpresas, así se disfrutan más y no se pierde la credibilidad y confianza que mucho cuesta ganar en el tiempo.
Siempre en economía y en finanzas se aconseja ser conservador pues el mucho optimismo es mal consejero. Es preferible ofrecer poco y cumplir con mucho.
Finalmente, feliz año nuevo para todos nuestros lectores y que el 2018 llegue preñado de mucha salud, paz y seguridad ciudadana.